Ecologistas en Acción, la Coordinadora de
Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) y la Plataforma Rural
piden el rechazo inmediato a la solicitud de Bayer y la paralización de
la contaminación transgénica y de la venta de sustancias tóxicas.
Las
falsas expectativas empresariales no justifican en ningún caso la
extensión de cultivos probados como peligrosos y con graves impactos en
la salud humana y el medio ambiente.
Es preciso recordar que Bayer produjo el MIC (isocianato de metilo),
la terrible sustancia responsable entre otras catástrofes de la muerte
de miles de personas en Bhopal (India) en 1984.
También recordar que en la India se han registrado decenas de miles
de suicidios entre la población rural. Una de las causas principales ha
sido el uso de semillas de algodón Bt modificadas genéticamente. Este
cultivo necesita una gran cantidad de agua y de plaguicidas, para plagas
que las variedades tradicionales no tenían o que se han hecho
resistentes a la modificación genética. El algodón transgénico ha
disminuido las cosechas y en consecuencia los campesinos no han podido
devolver los préstamos a los bancos, que cobraban entre un 36% y un 100%
de intereses. Como resultado, los pequeños agricultores se encuentran
atrapados en un ciclo de deudas del que no pueden salir, lo que les
lleva al suicidio consumiendo los plaguicidas con los que se han
endeudado al comprarlos.
Distintas organizaciones, como la Coordinadora de Organizaciones de
Agricultores y Ganaderos (COAG) o Greenpeace, incluso informes de
asesores de la Unión Europea en materia de biotecnología (como el de
Gilles Eric Serallini) y muchos otros de las Asociaciones de Cámaras de
Comercio y la Industria de India, de la Universidad Nacional Autónoma de
México o de las universidades de Georgia, y Arkansas en los Estados
Unidos de América (donde se calcula que el 85% del algodón cultivado es
transgénico) concluyen que el algodón transgénico no supone mayores
beneficios para los productores, sino todo lo contrario.
La empresa Bayer CropScience ha elegido a la Autoridad Competente
española para presentar la solicitud de autorización para el cultivo del
algodón modificado genéticamente GHB614, en la Unión Europea, de
acuerdo con el Reglamento (CE) 1829/2003.
De acuerdo con este mismo Reglamento, cuando una Autoridad Competente
nacional recibe una solicitud de este tipo debe informar sin demora a
la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, trámite que ya ha sido
cumplido por parte de la Secretaría del Consejo Interministerial de OMG.
Bayer afirma que esta tecnología permite el uso del glifosato. Pero
en los últimos años, están apareciendo multitud de hierbas resistentes
al glifosato, lo cual está produciendo gravísimos problemas de manejo de
los cultivos en EE UU y a la utilización de un mayor volumen de
herbicidas, cada vez más agresivos y dañinos para el entorno.
La introducción de cultivos de algodón transgénico en Europa podría
ocasionar más riesgos a la salud y al medio ambiente. Los cultivos
transgénicos tienen graves impactos ambientales, porque generan una
espiral de dependencia agrícola en productos tóxicos y dañinos para la
vida silvestre.
Desde que se introdujeron los transgénicos en Europa, en el Estado
español la sociedad civil se ha ido organizando en plataformas y grupos
antitransgénicos en todos los territorios. Sindicatos agrarios,
organizaciones ecologistas, grupos de consumo, padres y madres y otros
grupos de afinidad hemos salido numerosas veces a las calles para
denunciar la política del gobierno español en materia de transgénicos.
La sociedad no quiere transgénicos ni alimentos contaminados o
peligrosos.
Esta presión popular logró la retirada del mercado de los pesticidas
más peligrosos de Bayer, que sigue desarrollando nuevos productos y
negocios nocivos para la salud y el medioambiente. La empresa Bayer es
criticada desde hace décadas por sus continuas prácticas contra la salud
del medio ambiente y de las personas. Ya en 1912, Bayer fomentaba el
consumo de heroína mediante anuncios en los periódicos, como “remedio
contra la tos de fácil digestión”, según nos recuerda la Coordinadora contra los peligros de Bayer,
que desde 1983 vigila a Bayer y coordina actividades contra la
violación de derechos humanos y medioambientales por parte de esta
multinacional. La preocupante muerte de poblaciones de abejas en todo
el mundo es probable que continúe ya que la compañía agroquímica alemana
Bayer sigue fabricando y vendiendo plaguicidas neonicotinoides.
Recientemente, el Tribunal Permanente de los Pueblos de la
Conferencia de las corporaciones agroquímicas transnacionales,
denunciaba la complicidad de Bayer en la muerte de poblaciones de abejas
en todo el mundo, un animal imprescindible en la agricultura y, por
tanto, para la alimentación y supervivencia de los seres humanos en el
planeta.
Fuente: Ecologistas en accion
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