En el mundo de los tiburones, todos los ojos están puestos en
Bangkok, donde desde el domingo se está celebrando uno de los encuentros
sobre conservación más importantes del mundo. Los países que forman
parte de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies
Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) se reúnen para debatir y tomar
decisiones sobre la protección de especies amenazadas por el comercio
internacional, lo que incluye a rayas y tiburones.
CITES puede proporcionar diversos tipos de protección a estas
emblemáticas especies. Las decisiones se toman votando: hace falta una
mayoría de dos tercios para añadir o eliminar especies del Apéndice I
(que supone hacer seguimiento del comercio y expedir permisos de
exportación y re-exportación, pero solo cuando se pueda demostrar que
los ejemplares se hayan obtenido legalmente y que la exportación no
perjudicará la supervivencia de la especie).
Este año, se ha propuesto la protección de once especies amenazadas
de rayas y tiburones. Se propone la inclusión de diez –entre ellas,
cailones, mantas y tres especies de tiburones martillo– en el Apéndice
II, mientras que el pez sierra de agua dulce –que se encuentra en
peligro crítico y ya está en el Apéndice II– podría recibir mayor
protección bajo el Apéndice I.
En el pasado ha habido mucho debate sobre el papel de CITES en la
protección de especies pesqueras comerciales. Algunos países
argumentaron que su conservación debería ser exclusiva de las
autoridades de gestión pesquera. Sin embargo, cuando se trata de
tiburones y rayas, está claro que no funciona.
Un tercio de las especies evaluadas están consideradas amenazadas, y
se siguen capturando,
desembarcando y vendiendo muchas especies
amenazadas, incluyendo las que ahora se debaten en CITES. Hacer
seguimiento de su comercio internacional y exigir que este sea legal y
sostenible es una medida obvia y complementaria de cara a su
conservación.
Las reuniones de CITES siempre son políticas. En la Conferencia de
las Partes de 2010, la política venció a la conservación de las especies
marinas. Los gobiernos no llegaron a prohibir el comercio internacional
del atún rojo atlántico ni a implementar reglamentos para el comercio
internacional de siete especies de tiburón y 31 de corales rojos y
rosas, todos ellos importantes para el océano y el modo de vida y las
economías locales.
De hecho, algunas de las especies que ahora van a tratarse se
propusieron entonces para ser incluidas en el Apéndice II: las tres de
martillos, el puntas blancas oceánico y el cailón. Algo interesante del
encuentro de este año es el debate sobre el papel de los votos secretos,
que ha menudo se han empleado para las especies marinas. La UE ha
propuesto cambios en los procedimientos de CITES para restringir el uso
de los votos secretos en aras de mayor transparencia.
Esperamos que este año las partes de CITES estén dispuestas a actuar a
favor de las especies marinas amenazadas y que la razón triunfe sobre
la política (y los votos secretos). Os mantendremos informados.
Fuente : Oceana
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