El periódico alemán de mayor tirada, el Süddeutsche Zeitung,
ha publicado un artículo en el que se revela cómo Monsanto, el Ejército
de los Estados Unidos y su Gobierno, realizan un seguimiento de los
activistas contra los transgénicos y los científicos independientes que
estudian los peligros de los transgénicos.
En un artículo muy
detallado los periodistas revelan cómo el Gobierno de los Estados Unidos
trabaja por los intereses de empresas como Monsanto, por ejemplo.
Es evidente que quien
critique a Monsanto tiene muy difícil medrar: una mano invisible corta
sus aspiraciones. ¿Pero quién está detrás de esta mano invisible? Los
objetivos son científicos, como la australiana Judy Carman, que se ha
hecho un hueco en el estudio de los organismos modificados
genéticamente… Varios sitios web que recogen los estudios que de manera
regular publica la Dra. Carman son objeto de ataques. Del análisis de
los protocolos IP se desprende que no sólo Monsanto sigue regularmente
estas páginas, sino también diversas instituciones del Gobierno de los
Estados Unidos, incluyendo al Ejército: Navy Network Information Center,
Federal Aviation Administration y United States Army Intelligence
Center…”
“Que Monsanto esté
interesado en estos estudios es algo comprensible, pero no entiendo por
qué el Gobierno de los Estados Unidos y su Ejército me están
controlando”, dice la Dra. Carman.
“Un número
considerable de críticos a Monsanto reciben ataques por parte de
hackers… El analista Edward Snowden señaló la relación entre las
actividades de los Servicios de Inteligencia y las actividades de la
econonía”.
Después de una
introducción muy detallada de Monsanto y sus vínculos con el Gobierno de
Estados Unidos y la empresa de seguridad Blackwater, Süddeutsche Zeitung se pregunta: “Está todo permitido en la guerra, sobre todo en esta reciente guerra cibernética?”.
Obtenga más información sobre los trabajos de la Dra. Judy Carman, incluyendo su reciente estudio sobre los transgénicos y la alimentación de los cerdos:
Monsanto: del Agente Naranja al maíz modificado genéticamente
por MARIANNE FALCK, HANS LEYENDECKER Y SILVIA LIEBRICH, 13 de julio de 2013
Süddeutsche Zeitung
Los estadounidenses no
sólo espían a Gobiernos, responsables políticos y particulares de todo
el mundo con la ayuda de los Servicios Secretos, sino que también
trabajan a favor de los intereses globales de sus empresas. En ejemplo
es la del gigante agrícola Monsanto, el mayor fabricante de semillas
modificadas genéticamente del mundo. Fue la empresa que suministró al
Ejército de los Estados Unidos el Agente Naranja para su uso en la
Guerra de Vietnam, manteniendo estrechos vínculos con el poder central
en Washington, con los Servicios Secretos y con las compañías privadas
de seguros.
Internet como un arma
En la lucha mundial
contra la Ingeniería Genética, Estados Unidos emplea métodos dudosos,
dudosos ayudantes y el poder de Washington. Los críticos a los
transgénicos sientes que están siendo espiados.
El grupo Monsanto es un
gigante dentro del negocio de la agricultura, y el número uno en la
modificación genética de las plantas. Para sus detractores, muchos de
los cuales se encuentran en Europa, Monsanto es un siniestro enemigo,
suceden cosas de dudosa explicación, lo que hace que este enemigo
parezca perverso.
Hace un mes, la
organización europea Amigos de la Tierra y la Asociación Alemana para la
Protección de la Naturaleza (BUND) querían exponer un estudio que se había hecho sobre los perjuicios del herbicida glifosato en el cuerpo humano.
Los herbicidas que contienen glifosato constituyen el mayor éxito en
las ventas de Monsanto. La Empresa mueve más de 2.000 millones de
dólares sólo con este producto. “El herbicida Roundup tiene una larga trayectoria de seguridad en más de 100 países”, reza la publicidad de Monsanto.
Virus que atacan a los ordenadores, ¿serán fantasmas?
Sin embargo, hay estudios
que muestran que este producto puede dañar a las plantas y a los
animales, y un reciente estudio también muestra que incluso los habitantes de las ciudades tienen este veneno en sus cuerpos, sin que ellos lo sepan….
Dos día después de que
intentase la publicación del estudio en 18 países, un virus desactivó el
ordenador del principal organizador, Adrian Bebb. Hubo amenazas de que
las conferencias de prensa de Viena, Bruselas y Berlín iban a ser
canceladas. “Tuvimos pánico”, recuerda Heike Molderhauer de BUND. Los activistas estuvieron bajo una gran presión.
Moldenhauer y sus
compañeros han debatido sobre las motivaciones y la identidad del
misterioso atacante. El experto en Ingeniería Genética de BUND cree que
los que inyectaron el virus en el ordenador lo que querían era crear
confusión. No hay nada peor que la cancelación de una rueda de prensa: “Nos preguntábamos a nosotros mismos si estábamos viendo fantasmas”, dijo Maldenhauer.
No hay pruebas de que
Monsanto fuese ese fantasma que infectó con un virus el ordenador. Esta
Empresa no actúa así. Se enorgullece de operar con responsabilidad: “Hoy en día es muy fácil crear y difundir acusaciones”, afirma Monsanto. “Se realizan dudosas acusaciones con objeto de menospreciar nuestro trabajo y nuestros productos, sin ninguna base científica”.
Sin embargo, los
activistas ven las cosas de una manera diferente. Monsanto ha
desarrollado en todo el mundo una amplia red: tiene vínculos con los
Servicios Secretos de los Estados Unidos, con su Ejército, con empresas
de seguridad privada, y, por supuesto, con el Gobierno de los Estados
Unidos…
Los críticos de Monsanto
hablan de ataques habituales por parte de hackers profesionales. Los
Servicios Secretos y el Ejército también emplean a hackers y
programadores. Estos están especializados en el desarrollo de troyanos y
virus que penetran en las redes informáticas del exterior. El analista
Edward Snowden ya ha señalado la conexión entre los Servicios de
Inteligencia y las actividades económicas. Sin embargo, estas conexiones
siempre han quedado eclipsadas por otras barbaridades.
Algunos partidarios de Monsanto muy poderosos saben muy cómo llevar a cabo una guerra cibernética. “Imaginan Internet como un arma, empleada desde una mesa. O lo haces tú, o si no lo hace tu oponente. Pero alguien va a morir”, dijo Jay Byrne, ex jefe de relaciones públicas de Monsanto en 2001.
Las Empresas utilizan a
menudo métodos dudosos para defender lo que consideran sus derechos:
pero sea amigo o enemigo, siempre se necesitan aliados, preferiblemente
profesionales, tales como los del entorno de los Servicios Secretos, por
ejemplo.
Uno de los contactos de Monsanto se sabe que fue el famoso ex agente del Servicio Secreto Joseph Cofer Black,
que ayudó a redactar las leyes de la selva en la lucha contra los
terroristas y otros enemigos. Es un especialistas en los trabajos sucios
que emplea la mano dura. Trabajó para la CIA durante casi tres décadas,
en la lucha contra el terrorismo, entre otras cosas. Más tarde trabajó
como vicepresidente de la empresa privada de seguridad Blackwater, que envió a decenas de miles de soldados a Irak y Afganistán bajo las órdenes del Gobierno de los Estados Unidos.
Las investigaciones muestran las estrechas conexiones con el Gobierno, pero también con losrepresentantes diplomáticos de los Estados Unidos en todo el mundo… Los ex empleados de Monsanto ocupan altos cargos en los Estados Unidos,
en el Gobierno y Ministerios, en asociaciones industriales y en
universidades, a veces con relaciones casi simbióticas. De acuerdo con
la organización Open Secrets Org, en el último año 16 grupos de presión
de Monsanto han ocupado altos cargos en el Gobierno de los Estados
Unidos, incluso en las Agencias de Regulación.
Para la empresa se trata
de abrir nuevos mercados y alimentar a una población en rápido
crecimiento. Las Ingeniería Genética y las patentes sobre las plantas
entran en juego aquí. Más del 90% del maíz y de la soja que se cultiva
en los Estados Unidos es modificada genéticamente. En el resto del mundo
este porcentaje también sigue creciendo.
Sólo los mercados
europeos se encuentran en punto muerto. Varios países de la UE han
mostrado reservas por la tecnología de Monsanto, lo que no agrada a la
administración del Gobierno de los Estados Unidos. En el año 2009, Ilse
Aigner, Ministra Federal de Alimentación, Agricultura y Protección del
Consumidor de Alemania, prohibió el maíz transgénico MON 810. Cuando
viajó a los Estados Unidos, un poco después, se le acercó el Secretario
de Agricultura de los Estados Unidos, Tom Vilsack,
y le habló sobre Monsanto. Este Demócrata fue Gobernador del estado de
Iowa y se distinguió desde el principio por su defensa de la Ingeniería
Genética. La Industria de la Ingeniería Genética lo eligió Gobernador
del Año en 2001.
Lamentablemente no hay
grabaciones de la conversación entre Vilsack y Aigner. Se dice que hubo
controversia. Un representante del Gobierno Federal dijo que : “haría enormes esfuerzos para forzar un cambio en la política del Gobierno alemán sobre los transgénicos”. Esta fuente prefirió no hablar de los detalles sobre esos enormes esfuerzos que se harían y el intento de forzar el cambio. Esto no es apropiado entre socios y amigos.
Gracias a Snowden y
Wikileaks, el mundo tiene una nueva idea de quiénes son sus socios y
amigos, sobre todo cuando se trata de poder y de dinero. Wikileaks
publicó cables diplomáticos que incluían detalles sobre Monsanto y los
transgénicos.
Por ejemplo, en 2007, el ex Embajador de los Estados Unidos en París, Craig Stapleton,
sugirió que el Gobierno de los Estados Unidos redactaría una lista de
los Estados de la UE que prohibiesen el cultivos de las plantas
modificadas genéticamente. El cable decía: ““Nuestros representantes
en París recomiendan elaborar una lista con las represalias que podrían
causar daño en la UE. Ésta es una responsabilidad colectiva, centrada
en sus principales culpables”. Hablar de producir daños no es el lenguaje de la diplomacia.
Monsanto ha liderado la lucha para que el famoso maíz transgénico MON810 fuese
introducido en Europa, con un gran cantidad de lobbies actuando, aunque
perdiendo la batalla… Una alianza de políticos y campesinos rechazó la
presencia de los cultivos transgénicos en sus campos, ni los
consumidores los quieren en sus platos. Pero la batalla no ha terminado,
Los Estados Unidos tiene la esperanza que con las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos y la UE se abra el mercado de los transgénicos en Europa.
El trabajar a favor de
las propias empresas es un deber cívico en los Estados Unidos. Incluso
los 16 Servicios de Inteligencia de los Estados Unidos entienden su
labor como un apoyo a los intereses económicos estadounidenses en los
mercados mundiales. Espían no solo para el Gobierno en nombre de la
lucha contra el terrorismo, sino en defensa de los intereses
estadounidenses…
Algunos ejemplos
Monsanto niega las acusaciones e insiste en que actúa con responsabilidad.
Hace más de dos décadas,
cuando Japón aún no era una potencia económica, apareció en los Estados
Unidos un estudio titulado “Japón 2000”, un informe elaborado por los
empleados del Instituto de Tecnología de Rochester (RIT). De la
lectura del Informe se deducía que Japón estaba planeando una toma de
posición de liderazgo en el mundo con una política comercial temeraria.
De ser así, los Estados Unidos saldrían perjudicados. La Seguridad
Nacional de los Estados Unidos estaba en peligro, así que la CIA se puso
manos a la obra.
La economía de los
Estados Unidos debía ser protegida de los sucios trucos de Europa,
explicaba el ex director de la CIA James Woolsey. Este es el motivo por
el cual los amigos de Europa occidental deben ser espiados. Una América
limpia.
El ex analista Snowden
viajó una vez a Suiza por orden de la CIA para obtener información de
una cuenta bancaria. La UE ha permitido a lo servicios estadounidenses
espiar los negocios financieros de sus ciudadanos. Al parecer, se trata
de impedir que el dinero llegue para propósitos terroristas. Los métodos
y los propósitos son muy dudosos.
Suiza parece el escenario
de las novelas de espionaje, jugando también su papel en uno de esos
oscuros episodios de Monsanto: en enero de 2008, el ex agente de la CIA
Cofer Black viajó a Zurich y se reunió con Kevin Wilson, el responsable
de seguridad de Monsanto por entonces. ¿Sobre qué hablaron estos dos
hombres? Es probable que de lo habitual: la oposición y los negocios,
dos enemigos mortales.
El periodista de
investigación Jeremy Scahill, autor de una obra de referencia sobre
Blackwater, una empresa especializada en mercenarios, escribió en el
semanario estadounidense The Nation en 2010 acerca de esta
extraña reunión en Zurich. Recibió una filtración de documentos. Contra
los críticos a la Empresa, Cofer Black era el hombre adecuado en todas
las situaciones: “Nos quitamos los guantes de seda”, declaró
después de los ataques del 11 de septiembre, y recibió el encargo de la
CIA para sacar a Osama bin Laden de Afganistán: “Tráemelo, quiero su
cabeza en una caja”. Sin embargo, también entiende mucho de los negocios
de los Servicios Secretos, que trabajan con fuentes públicas de
información. Cuando se reunía con los responsables de Monsanto, Cofer
Black era el Vicepresidente de Blackwater, que mantiene contactos con el
Pentágono, con el Departamento de Estado, con la CIA, y con otras
empresas privadas. Sin embargo, había mucha intranquilidad en enero de
2008, debido a que los mercenarios de la empresa de seguridad habían
matado a 17 civiles en Irak y algunos empleados de Blackwater habían
sobornado a funcionarios del Gobierno iraquí. Daba la casualidad de que
Cofer Black también era jefe de la empresa de seguridad Intelligence
Solutions (TIS), una filial de Blackwater, que no tiene la misma oscura
reputación, pero que también dispone de excelentes y muy versátiles
expertos.
Según sus propias
declaraciones, Monsanto mantenía negocios con TIS en ese momento, y no
con Blackwater. Sin duda lo que pretendía Monsanto era recibir informes
de TIS sobre las actividades de sus críticos. Serían aquellas
actividades que supusiesen un menoscabo para la empresa, sus empleados y
sus negocios. La información se recopilaba de diferentes sitios web y
blogs. Monsanto insiste en que utilizaba el material entregado por TIS
sólo para prevenir posibles riesgos.
El modus operandi de Cofer Black: no hay turbios negocios
Existían rumores de que
Monsanto quería hacerse cargo de la empresa TIS para mitigar los
riesgos, y de nuevo hay rumores estos días de que el grupo está
considerando la adquisición de la empresa Academi, que apareció como
transformación de la antigua Blackwater. ¿Son correctos estos rumores? “Como
regla general no divulgamos detalles de nuestras relaciones con los
proveedores de servicios, a menos que la información ya esté disponible
públicamente”, es el comentario de Monsanto.
Toda empresa tiene su
historia, y la historia de Monsanto incluye una sustancia: fue una de
las principales empresas fabricantes del pesticida Agente Naranja,
utilizado hasta 1971 por los militares estadounidenses en la guerra de
Vietnam. Los bosques fueron defoliados por los productos químicos para
así evitar que el enemigo pudiera refugiarse. Las tierras agrícolas
fueron envenenadas, de modo que los vietnamitas no tuvieron alimentos.
En las zonas fumigadas, los efectos teratogénicos aumentaron más de diez
veces: los niños nacían sin nariz, sin ojos, con hidrocefalia, con
hendiduras faciales. A pesar de todo eso, los militares estadounidenses
declararon que el Agente Naranja era tan inofensivo como la aspirina.
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