Decenas
de miles de halcones de Amur fueron capturados el pasado año en el
estado indio de Nagaland, paso obligado en su viaje migratorio de 22.000
kilómetros desde China hasta Sudáfrica, para ser vendidos como comida.
En 2013, la movilización internacional ha hecho que las autoridades
protegiesen a la especie y no se ha capturado ni un solo ejemplar.
La
matanza de 100.000 halcones en India quedó plasmada en un video, que
hizo saltar la voz de alarma a las organizaciones ecologistas, tras ver
en toda su crudeza la caza de decenas de miles de estas rapaces
insectívoras. Una vez capturadas, las aves se enviaban a los mercados
locales, muertas o vivas, para ser ahumadas y vendidas como comida.
Fue
la Bombay Natural History Society, socio de BirdLife, la organización
que se movilizó para obtener una respuesta: las capturas se detuvieron,
las redes se destruyeron y los cazadores ilegales fueron detenidos, pero
el daño que se había hecho ya no pudo ser reparado.
Este año, la
campaña internacional impulsada por BirdLife ha organizado un completo
programa para mantener a los halcones a salvo en torno a la reserva de
Doyang, lugar que emplean de dormidero durante su viaje migratorio.
Como
resultado, ni un solo halcón de Amur ha sido atrapado durante la
migración otoñal de 2013 y las actitudes han cambiado tanto en tan solo
un año que los ejemplares de la especie son tratados ahora, en palabras
del gobernador del estado indio de Nagaland, como ‘estimados huéspedes’.
Por
la reserva de Doyang pasan un millón de halcones Amur cada año. Este
espacio será incluido en breve en la Red de Áreas Importantes para las
Aves y la Biodiversidad (IBA) de la organización BirdLife.
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