La organización ecologista Sea Shepherd denunció que la flota
ballenera japonesa atacó a dos de sus barcos en aguas antárticas de
forma “no provocada, despiadada y premeditada”, según un comunicado
divulgado.
Los enfrentamientos que duraron unas 9 horas
ocurrieron el domingo entre balleneros y los barcos ecologistas Bob
Barker y Steve Irwin, dos de los navíos de Sea Shepherd que intentan
evitar la captura de cetáceos que Japón hace cada año en la Antártida.
Según
Sea Shepherd, la flota japonesa violó las regulaciones internacionales
que previenen las colisiones al supuestamente rodear a sus dos barcos
para evitar que persiguieran al buque factoría Nishhin Maru y tomar
ventaja de la rapidez de sus navíos para causarles daños.
La
organización divulgó imágenes que muestran como el ballenero Yushin Maru
aparentemente “instigó la colisión y golpeó a estribor” del Bob Barker
en un intento de estropear las hélices, en “una de las 86 agresiones ese
día”.
El estribor del Bob Barker está dañado a consecuencia de
estos enfrentamientos que también han sido documentados por el Instituto
de Investigación de Cetáceos (ICR) de Japón, responsable de la caza de
ballenas en la Antártida.
Sea Shepherd aseguró que, a diferencia
de las divulgadas por el organismo japonés, sus imágenes “muestran
claramente los actos de agresión sostenidos y repetidos, incluyendo el
cambio del curso realizado por el Yushin Maru 3 para provocar el
choque”.
En una denuncia a la Oficina de Inspección Naviera de
Holanda sobre los hechos, el capitán del Bob Baker, Peter Hammarstedt,
indicó que el ataque se realizó de forma “no provocada, despiadada y
premeditada”.
Tras los enfrentamientos, Sea Shepherd ha perdido el rastro visual
del Nisshin Maru aunque la organización asegura que los tres balleneros
no pueden cazar cetáceos por el momento.
Por su lado, el
presidente de Sea Shepherd Australia, Bob Brown, instó a los Gobiernos
de Australia y Nueva Zelanda a vigilar y proteger los santuarios de
ballenas que están bajo su jurisdicción para evitar las capturas.
La
campaña de Sea Shepherd contra la caza de cetáceos en la Antártida este
verano austral tiene lugar mientras se espera la decisión de la Corte
Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya sobre la legalidad de la caza
de ballenas por parte de Japón.
Australia denunció a Japón ante
la CIJ por la supuesta violación de la Convención Internacional para la
Reglamentación de la Caza de Ballenas, firmada en 1946 para promover la
conservación de estos animales y desarrollar la industria ballenera de
manera sostenible.
También acusó a Japón de transgredir el
mandato de moratoria total de las capturas con fines comerciales de
estos mamíferos que entró en vigor en 1986. Pero Japón, que abandonó
temporalmente la caza de ballenas ese año, defiende que su programa está
amparado por el artículo VIII de la Convención de 1946, que permite la
caza de ballenas con fines científicos.
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