Un claro ejemplo de cómo han realizado actividades ilegales para promocionar, ampliar el uso o divulgar sobre los medicamentos antipsicóticos. Se ha conseguido sobrediagnóstico y sobremedicación de la población con esta familia de peligrosos fármacos mediante corrupción.
Teva Pharmaceutical, una laboratorio
farmacéutico israelí ha acordado pagar 27.6 millones de dólares para
resolver las acusaciones de que pagó ilegalmente a un médico de Chicago para que prescribiera el fármaco antipsicótico genérico clozapina a sus pacientes del seguro de salud pública estadounidense, Medicare y Medicaid. El médico, Michael Reinstein, recibió 50.000 dólares más viajes a Miami en una campaña de sobornos que se remonta a 2003, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos (EE.UU.).
Recibió esas prebendas en concepto de “consultoría”. La clozapina fue el primero de una serie de fármacos diseñados para el tratamiento de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos denominados antipsicóticos atípicos.
Es un fármaco con frecuentes efectos adversos
(sedación, aumento de peso, descenso de la tensión arterial, aumento de
triglicéridos que pueden causar la hipertrigliceridemia con riesgo de muerte, etc.).
A principios de los años 1970 se asoció a una serie de casos de agranulocitosis con resultado de muerte en Finlandia y Estados Unidos. Por este motivo se retiró del mercado en gran número de países y no fue hasta finales de los años 1980 cuando se decidió recuperar para la terapéutica psiquiátrica.
Para autorizar su comercialización, el laboratorio fabricante (actualmente Novartis)
fue obligado a instaurar un protocolo de control hematológico con el
fin de detectar precozmente el descenso de leucocitos y evitar mediante
la retirada inmediata del fármaco la aparición de agranulocitosis.
Además de usarse en esquizofrenias, también se ha utilizado en otros trastornos con síntomas psicóticos (trastorno delirante, trastornos bipolares y depresivos) y en diversas enfermedades neurológicas
en las que aparecen síntomas psicóticos, complicando el cuadro orgánico
(Parkinson, demencia con cuerpos de Lewy difusos) y que son
especialmente sensibles a los efectos extrapiramidales de los antipsicóticos.
Vaya, una joya medicamentosa. Actualmente la clozapina se considera el prototipo de antipsicótico atípico y un fármaco de reserva por su especial toxicidad. Así que el citado médico no tenía inconveniente en intoxicar a niños pues la clozapina es el fármaco de elección en la esquizofrenia infantil, cambio del dinero y los privilegios que le ofrecía el laboratorio.
Los antpsicóticos atípicos son muy recetados, algunos nombres de marcas comerciales son tan conocidos como Seroquel, Zyprexa o Risperdal. El problema es que la receta de un antipsicótico no llega sola sino que se da polifarmacia, que está profundamente asentada por ejemplo en España.
Hay artículos científicos en las mayores revistas convencionales internacionales que aconsejan las monoterapias, pero en nuestro país no parece que se lean.
La posibilidad de efectos secundarios es mayor sin que haya evidencia de que sean más beneficiosos para los “trastornos” mentales. La polifarmacia junto con la extensión del uso de antipsicóticos
(este no solo en España) es uno de los mayores problemas de los
usuarios de la psiquiatría hoy en día, según los psiquiatras críticos.
Con ejemplos como el de USA comprobamos cómo se ha conseguido el éxito de mercado de estos preparados farmacológicos. Éxito para sus fabricantes y desastre social. El sobrediagnóstico desfalca las arcas públicas sanitarias y la sobremedicación destroza la salud de muchas personas.
Fuente: Miguel Jara
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