La
sequía continúa causando estragos en los ecosistemas más diversos del
planeta, un fenómeno que se agrava cada día como consecuencia del cambio
climático y en la actualidad ni siquiera las grandes selvas del mundo
escapan a esta amenaza.
Datos aportados por satélites de la NASA
propiciaron la realización de un minucioso estudio sobre el tema, el
cual reveló que la selva tropical africana del Congo, la segunda más
grande del mundo, ha sufrido una considerable disminución de sus áreas
verdes en la última década.
La selva congoleña abarca una enorme
región de África Central que cubre territorios de las repúblicas del
Congo y el Congo Democrático, así como Gabón, Guinea Ecuatorial, Camerún
y la República Centroafricana.
La investigación dirigida por el
especialista Liming Zhou, de la Universidad estadounidense de Albany,
muestra que entre 2000 y 2012 el descenso de áreas verdes afectó a una
cantidad cada vez mayor de superficie forestal.
De acuerdo con la
revista especializada Nature, se trata de uno de los estudios
observacionales más amplios que se han realizado para explorar los
efectos de la sequía a largo plazo en la selva tropical del Congo,
utilizando varios sensores satelitales independientes.
Zhou declaró
que es importante entender ese fenómeno pues la mayoría de los modelos
climáticos predicen que los bosques tropicales pueden estar bajo estrés
debido a la creciente escasez de agua en un clima más cálido y seco.
Los
científicos utilizaron las áreas de verdor registradas por los
satélites como un indicador para medir la salud de los bosques.
Aunque
la investigación se centró específicamente en el impacto de una sequía
persistente en la región del Congo desde 2000, los expertos creen que
una tendencia a la sequía continuada podría alterar la composición y
estructura de esa selva tropical, lo cual afectará su biodiversidad y
almacenamiento de carbono.
Una pesquisa anterior ya utilizó
mediciones satelitales de verdor de la vegetación para valorar los
cambios en la selva del Amazonas, en particular los efectos de las
sequías graves a corto plazo en 2005 y 2010.
Para aclarar el impacto
de la escasez de precipitaciones a largo plazo en la selva tropical
congoleña, Zhou y su equipo centraron los análisis en las regiones
boscosas intactas de la cuenca del Congo durante los meses de abril,
mayo y junio de cada año.
La investigación reveló que la disminución
de la nubosidad permitió que más radiación solar llegara a las plantas, y
aunque normalmente ese proceso promueve la fotosíntesis, en este caso
es probable que plantee una tensión adicional en aquellas por el
resultante agotamiento de la humedad del suelo.
Según la lista Global
200 del Fondo Mundial para la Naturaleza, la selva del Congo se
clasifica como ecorregión de conservación prioritaria, pues contiene una
cuarta parte de los bosques tropicales que quedan en el planeta.
Sin
embargo, hasta la fecha se había prestado poca atención a las selvas
tropicales africanas, donde las mediciones de tierra son aún más escasas
que en el Amazonas y las sequías son menos severas pero más duraderas.
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