22 julio 2014

Mercurio en el pescado, un serio problema

Mercurio en el pescado
La presencia de mercurio en diversos pescados provoca muchas alertas de seguridad alimentaria. 

La población más sensible (niños y embarazadas) deben limitar el consumo de determinadas especies de pescado, pero no eliminarlo por completo de la dieta. 

La Agencia de Seguridad Alimentaria (AESAN) ha alertado en distintas ocasiones de la presencia en diferentes pescados de mercurio, un metal pesado que puede ser muy tóxico. ¿Por qué se produce esta contaminación? ¿Qué riesgo entraña y cómo se puede evitar?


¿De dónde sale ese mercurio?


El mercurio se encuentra de forma natural en el suelo, el agua, plantas y el organismo de los animales. El problema es que la actividad humana aporta grandes cantidades de mercurio al medio ambiente, a través de la incineración de residuos sólidos, la utilización de combustibles fósiles o el uso en las industrias de este metal.


El mercurio pasa a los pescados mediante la alimentación, de manera que los peces más depredadores, que también son los más grandes, acumulan mayor cantidad.



Efectos en el organismo


El grado de toxicidad del mercurio depende de la forma química en la que se encuentre, pues los compuestos del mercurio son mas tóxicos que el propio metal. Uno de los compuestos orgánicos, el metilmercurio, es a juicio de la Organización Mundial de la Salud uno de los 6 compuestos químicos más peligrosos presentes en el medio ambiente.


El mercurio puede inducir efectos tóxicos en algunos órganos y sistemas, como el nervioso, los riñones, el hígado y los órganos reproductivos, pero el de mayor riesgo es el neurotóxico: el desarrollo neuronal está considerado el problema de salud pública de mayor relevancia, y el período de exposición durante el embarazo, el más sensible.


La presencia de mercurio en el pescado es un problema real. La asociación de consumidores italiana Altroconsumo acaba de realizar un estudio sobre el contenido de este metal: el 20% de las muestras analizadas superaban los límites aceptables. La Comisión Europea y los Estados miembros acordaron que era necesario hacer recomendaciones de consumo de pescados al grupo de consumidores sensibles a este metal pesado.

Pescado sí, pero con variedad


El pescado es imprescindible para una alimentación equilibrada. Una dieta que contenga pescados y mariscos contribuirá a mantener nuestra salud cardiovascular. Además, es básico para el desarrollo embrionario y el buen crecimiento de los niños. El pescado aporta proteínas de alto valor biológico, vitaminas A, D y B12, yodo y selenio.


Es indiscutible que el pescado es indispensable en la dieta, pero no lo es menos que la clave está en la variedad. Hay que alternar el tipo de pescados que comemos, y algunos sujetos sensibles, deben evitar , por lo que es necesario en la dieta. Pero el consumo de algunos pescados debe evitarse, especialmente los especialmente los colectivos más sensibles a los efectos adversos de este metal.


Escoge preferiblemente pescados menos proclives a la contaminación con mercurio, especialmente peces de talla pequeña, no predadores.


Los adultos sanos no deberían consumir más de una vez a la semana los peces "predadores"que son fuente de mercurio, como el atún, el pez espada, el emperador, el lucio o el pez panga, que puden contener altos niveles del peligrosos metilmercurio.


Es importante alternar esos pescados con otros menos contaminados: lubina, dorada, sardinas, lenguado, trucha, salmón...


Las mujeres que deseen quedarse embarazadas, ya lo estén o estén en periodo de lactancia, así como los niños, no deberían comer pescados grandes, como el pez espada, el tiburón, el granadero, el atún rojo y el lucio.


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