Desde el año 2001 han resultado muertos en Palencia 7 osos pardos,
cinco de ellos por actividades ilícitas (venenos básicamente y disparo),
uno más por causa “desconocida”, y el último por un error ocurrido en
una cacería de jabalíes.
Es evidente que el oso pardo goza de protección estricta en todo el
país pero los hechos nos llevan a pensar, como ocurre en otros muchos
ámbitos, que una cosa son las leyes y otra la realidad.
Desde el año 2001 han resultado muertos en Palencia 7 osos pardos,
cinco de ellos por actividades ilícitas (venenos básicamente y disparo),
uno más por causa “desconocida”, y el último por un error ocurrido en
una cacería de jabalíes. Todos han tenido diligencias abiertas en los
juzgados, en las que Ecologistas en Acción ha participado como acusación
particular, y ninguno de ellos ha conseguido ser resuelto ni se ha
podido inculpar a los autores de los mismos.
El último caso nos ha llamado la atención porque la Audiencia
Provincial de Palencia, aún reconociendo en su Auto que está cerca de
nuestras posiciones en defensa del medio natural, opta por archivar el
asunto, tomando como base las declaraciones de personas que participaban
en la cacería y que, lógicamente, no van a declarar en su contra.
En estas declaraciones, el personal de campo responsable de la
cacería ha demostrado un profundo desconocimiento sobre la normativa del
Parque Natural y su zonificación, lo que parece a todas luces algo
verdaderamente grave.
El oso fue disparado por un cazador que participaba en una cacería de
jabalí en la Reserva Regional de Caza de Fuentes Carrionas. Es
evidente que el disparo fue fortuito, faltaría más, y a eso se ha
ceñido el cazador, pero nosotros, a la vista de los informes del
Seprona de la Guardia Civil pedimos que se hiciera una pericial sobre
los puntos que aportaba dicho informe y que podrían estar situados
dentro de una Zona de Reserva del Parque Natural, donde la cacería no
estaba autorizada a entrar, y por lo tanto, el error cometido por el
cazador no fue fruto de la casualidad y si de una cacería irregular.
Esta prueba, fácil y trascendental, inexplicablemente no ha sido
tenida en cuenta en la instrucción de las diligencias, por lo que
Ecologistas en Acción denunció la cacería ante la propia administración y
ante la falta de respuesta hemos acudido al Procurador del Común que
esperemos resuelva a nuestro favor, a pesar de que la mayoría de
resoluciones del Procurador también son papel mojado para la Junta de
Castilla y León.
La Audiencia de Palencia, como autoridad judicial, no ha dado un paso
más allá en la investigación y el Fiscal de Medio Ambiente no
considera el ámbito penal como defensor último del oso pardo y prefiere
el ámbito administrativo. Lo que no tiene en cuenta el Fiscal es que
en este ámbito administrativo tenemos como juez y parte a la misma
administración, la Junta de Castilla y León, obligada a proteger al oso
pardo y a la vez responsable de la cacería, con lo cual pocas
actuaciones va a tomar en su contra y, por evidente corporativismo,
tampoco en contra de su personal.
Para nosotros, lo que es todavía más grave es que no se conoce ningún
tipo de medida ni de actuación directa de la Junta de Castilla y León
para intentar resolver alguno de estos casos ni para prevenirlos, todo
se deja que siga su curso y que el oso salga solo, si puede, de su
situación crítica.
Además en Palencia el problema se ve agravado por el Servicio
Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, su
responsable y la responsable de la Reserva regional de Caza, están
anclados en la noche de los tiempos en cuanto a conservación de
especies.
España goza de gran cantidad de legislación, nos gusta reflejarlo
todo en leyes, normas, prohibiciones, regulaciones, normativas, que
están demostrando quedar en papel mojado, y el caso de la conservación
de la naturaleza en general y del oso pardo en particular no va a ser
una excepción.
Como puede verse, no sabemos para que disponemos de tantos medios,
tantos recursos, legislación, entramado administrativo y judicial, si
nuestros osos y nuestra naturaleza siguen siendo objeto de agresiones
impunes.
Fuente: Ecologistas en acción
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