El
activista ambiental colombiano Fabio Moreno, de 51 años, estuvo
escondido 10 meses de los verdugos de uno de sus compañeros más
cercanos. Ambos recibieron la misma amenaza una semana antes del
asesinato, en abril de 2015: “Si saben lo que les conviene, váyanse”.
Perpetrado el crimen, Moreno abandonó el resguardo indígena que defendía
de la entrada de multinacionales mineras y grupos armados en busca de
oro en la zona, a ocho horas de carretera de Bogotá. “La gran minería no
respeta nuestros territorios sagrados y contamina las fuentes de agua”,
se queja en una llamada telefónica. “Cuando volví para defender mi
hogar, ellos también regresaron: Tenemos un buen dinero listo para
terminar el trabajo”, cuenta que le advirtieron a su vuelta.
2015 ha
sido el año con más ecologistas asesinados en lo que va de siglo, con
185 muertes, 69 más que en 2014, según un informe publicado este lunes
por la ONG Global Witness. Latinoamérica ha vuelto a ser, como en los
conteos inmediatamente anteriores, la región con más víctimas (66%) y
Brasil, con 50 muertes, el país más peligroso para los activistas, con
casi uno de cada tres asesinatos en el mundo (27%). Filipinas (33),
Colombia (26), Perú (12) y Nicaragua (12) continúan en el listado del
número de muertos, de un total de 16 países. Cerca del 40% de los
asesinados son indígenas.
La brasileña Maria da Conceição Chaves Lima
es una superviviente de este tipo de crímenes. El pasado agosto, ella y
su esposo, Raimundo dos Santos Rodrigues, regresaban a su casa en la
región del Nordeste cuando los emboscaron a tiros. Él murió tras recibir
12 disparos y ella todavía se recupera de las heridas de bala. La
pareja se oponía a la tala en la selva del Amazonas y era asesora del
Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad, que
recibe su nombre del célebre ambientalista asesinado a finales de los
años ochenta. “Pocos días después de los hechos, incluyeron a Maria en
el programa de protección de víctimas y testigos amenazados”, señala por
correo Danilo Chammas, abogado de la familia. “Desde entonces, está
lejos de su comunidad y sin poder contactar a amigos y familiares”.
Un
estudio independiente de 2014 calculó que la madera ilegal de Brasil
representa un 25% de los mercados mundiales. Los conflictos por la tala
derivaron el año pasado en los asesinatos de 15 ecologistas en el mundo,
según el informe de la ONG. La minería (42), la agroindustria (20), las
hidroeléctricas (15) y la caza furtiva (13) fueron los otros sectores
cuyas disputas ocasionaron más muertes.
El presidente interino de
Brasil, Michel Temer, nombró a su llegada al Gobierno a Blairo Maggi
como ministro de Agricultura. Maggi es uno de los mayores productores de
soja del país, un cultivo que lleva aparejada la deforestación de
grandes terrenos, y recibió en 2005 el premio Motosierra de Oro de
Greenpeace por destruir el medioambiente. El abogado Chammas no se
atreve a especular sobre los cambios en la situación de los activistas
en este Gobierno, pero es pesimista en general: “Hay algunos indicios de
que casos como el de Raimundo y su esposa tienden a repetirse con más
frecuencia”.
Entre 2010 y 2015, Global Witness ha registrado 753
asesinatos. Tres de cada cuatro se perpetraron en América Latina (77%),
con Brasil (207), Honduras (109) y Colombia (105) a la cabeza en el
número de muertos. Solo estos tres países acaparan más de la mitad de
los crímenes en ese periodo (56%). Honduras, con un poco más de seis
millones de ciudadanos, ha vuelto a ser en 2015 —por sexta vez
consecutiva— el lugar con más muertes de activistas por cada 100.000
habitantes.
Fuente: noticias-ambientales-internacionales.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres hacer un comentario sobre este articulo, hazlo aquí, gracias.