En estos días, en Durban
(Sudáfrica) está teniendo lugar la cumbre internacional del clima para asegurar
la continuación del Protocolo de Kioto (cuya vigencia finaliza en 2012) y
sentar las bases de un acuerdo climático global en el que se incluyan los principales
emisores. Y es que es vital que se tomen medidas para frenar el cambio
climático, y una de las más efectivas es la protección de las selvas
tropicales, cuya deforestación supone la quinta parte de los gases de efecto invernadero
responsables de la crisis ambiental.
No olvidemos que se estima que
hay más 150 millones de personas en el mundo que viven y dependen de los
bosques. Sólo 24 millones en la Amazonia.
Cuando hablamos de la protección
de los últimos bosques primarios, significa que las comunidades locales y
pueblos indígenas puedan seguir teniendo acceso a los recursos, impidiendo que
grandes corporaciones y empresas madereras, del sector agropeacuario etc,
acampen a sus anchas esquilmando ecosistemas de un valor fundamental para el
Planeta. Hay numerosos conflictos sociales por el control y el acceso a las
tierras que están queriendo ser robadas y usurpadas por grandes corporaciones.
Por ello, muchos pueblos luchan por el derecho a sus tierras ancestrales, por su
protección.