El llamado Síndrome del Colapso de las
Colmenas es como una historia de fin del mundo. Misteriosamente, las
abejas mueren o se extravían y no pueden volver a su reducto, por lo que
sus poblaciones se diezman inexplicablemente. Si ellas desaparecieran,
alimentar a los 7 mil millones de habitantes de la Tierra, será muy
difícil.
Las antenas de los teléfonos moviles, virus, los cambios climáticos, la
degradación del medio ambiente, los cultivos transgénicos, el mal manejo
del hombre y los plaguicidas, han sido señalados como las causas
probables. Incluso se ha llegado a hablar del SIDA de las abejas. ¿Qué
hay de cierto entre tantas especulaciones?
“Hay casos de intoxicaciones por plaguicidas neonicotinoides que
provocan un ataque al sistema nervioso de las abejas y pierden la
memoria, por lo que no vuelven a la colmena. Pero no hay misterio es
esto, está claro y documentado”, afirma Antonio Gómez, gerente de AG
Pajuelo Consultores Apícolas de España.
Los expertos coinciden entonces en que este no es un problema nuevo.
El 2004 “hubo una hecatombe de abejas en el mundo con diferentes
intensidades. En explotaciones particulares se llegaron a perder el 90%
de las colmenas, zonas en las que se perdió el 50% y otras entre el 10 y
el 12%, lo que se puede considerar normal”.
Hoy la voz de alerta la dio Estados Unidos, ya que en California la
baja en la población de abejas es evidente, lo que pone en riesgo un
cultivo tan importante como el almendro. Según el sitio web del Consejo
para la Defensa de Recursos Naturales (NRDC), “a finales de la década de
1940, los apicultores de EE.UU. tenían alrededor de 5 millones de
colonias; esta cifra ha disminuido gradualmente a aproximadamente 2.3
millones”.
¿Por qué ocurre el Síndrome de Colapso de las Colmenas? A juicio de
los expertos aquí no hay enigmas ni profecías de fin del mundo. Lo que
existe es un problema muy complejo, ya que no obedece a una causa, sino
muchas, que pueden actuar aisladamente o haciendo una mortal sinergia.
Encrucijada de la Varroa
“El mayor problema de la apicultura en el mundo” es el ácaro Varroa,
dice Antonio Gómez. Aquí hay una encrucijada: o se deja actuar a este
parásito que mata a las abejas, o se les combate con acaricidas que a la
larga contaminan y diezman las poblaciones en las colmenas.
Los productos para combatir la Varroa son liposolubles, es decir, se
disuelven en la cera, por lo que dejan residuos en la colmena. “Cuando
las abejas almacenan polen en las celdillas la parte grasa también
absorbe una parte de los acaricidas. Si la dosis es pequeña no pasa
nada, pero si la dosis es un poco más elevada, puede ser letal para las
abejas”, explica el consultor español.
¿Qué opina el mundo académico? El Dr.Fernando Santibáñez, del Centro
de Agricultura y Medio Ambiente de la Facultad de Ciencias Agronómicas
de la Universidad de Chile también se refiere a múltiples factores.
“Los agroquímicos llegaron para luchar contra los insectos dañinos y
si bien se aplican a una hora en que las abejas no están volando, se
contamina el néctar y el polen que toman y llevan a la colmena. Esto
produce un colapso y mortalidades masivas, y no hemos sido todo lo
cuidadosos en diseñar agroquímicos inocuos para las abejas, no hemos
tenido esa preocupación”, reflexiona sobre la responsabilidad del hombre
en este problema.
El profesor se refiere también a factores ambientales, como la
drástica disminución de la flora melífera que era el sustento de las
poblaciones de abejas. “Por ejemplo, en todo el bosque esclerófilo
chileno hay especies que se han ido reduciendo en número y han ido
dejando las abejas cada vez en una condición más precaria. Esto les
empezó a afectar desde los años 50 o quizás antes”, explica.
Juan Sebastián Barros, apicultor chileno desde hace 10 años, que
maneja hasta tres mil colmenas por temporada para polinizar huertos de
arándanos y almendros, considera que “hay demasiados intereses
encontrados y dependiendo de la ideología, es a lo que le vas a echar la
culpa”.
Entre las posibles causas, el empresario menciona el factor genético:
“hemos achicado nuestro pool genético, las colonias son cada vez más
iguales y por lo tanto, si no tienen la capacidad para enfrentar los
problemas vas a perder muchas abejas”.
La reducción de las fuentes de agua, el alza de las temperaturas y la
disminución de las lluvias también las han afectado, sostienen los
expertos.
Panorámica Latinoamericana
Según Fernando Santibáñez, “el uso de plaguicidas en Estados Unidos
ha sido tan intenso que la sobrevivencia de las abejas en California ha
pasado a ser una preocupación mayor”.
¿Qué pasa en Chile? “Tenemos holgura” dice el académico.
“Probablemente nosotros, por condiciones naturales, no hemos tenido un
colapso tan intenso como en California, por la cordillera y porque
tenemos aún áreas con vida silvestre que sirven de sustento a las
poblaciones. Tenemos suerte, no es porque hayamos sido más
inteligentes”, concluye.
Para Antonio Gómez, el problema no está tan extendido en
Latinoamérica, simplemente porque nuestro continente es más joven.
“Europa está mucho más agotado y poblado, la influencia del humano es
mucho más grande, llevamos una historia de siglos de explotaciones y
ustedes llevan sólo dos siglos esquilmando el territorio”, señala
bromeando.
Andrés Llaxacondor, gerente comercial de Abejas del Perú, y
representante de su país en FILAPI, Federación Iberolatinoamericana
Apícola, institución que también integran Venezuela, México, Uruguay,
Colombia, Brasil, Cuba, Argentina y Chile, señala que hay inquietud por
los OGM (organismos genéticamente modificados).
“Es muy probable que si ingresan los transgénicos a los cultivos
tradicionales de Perú habrá un fuerte riesgo para las abejas, es lo que
está pasando en Argentina y en algunas zonas fronterizas de este país
con Chile”, sostiene.
El riesgo estaría, dice el representante de Perú, en que la miel
contendría polen transgénico y su principal efecto es que al no estar de
acuerdo con el sistema nutricional de las abejas, colapsa la colmena.
“Al largo plazo termina dañando la colonia y eso hace que
desaparezcan. Esta es una de las teorías que se están manejando con
mayor certeza y desde el punto de vista comercial, para los exportadores
es un problema porque Europa no está comprando la miel con polen que
provenga de plantaciones que hayan tenido relación con algún cultivo
transgénico, es un problema grave”, profundiza el dirigente.
¿Se Acaban las Abejas?
“Es curioso que un físico se haya preocupado de este problema hace tantos años, pero Einstein dijo: si las abejas se acaban, le quedan 100 años más a la humanidad”, cita Fernando Santibáñez.
“Es curioso que un físico se haya preocupado de este problema hace tantos años, pero Einstein dijo: si las abejas se acaban, le quedan 100 años más a la humanidad”, cita Fernando Santibáñez.
¿Qué pasará si nos quedamos de brazos cruzados? “Con el nivel actual
de uso de plaguicidas yo diría que de aquí a fines de este siglo
estaríamos en un serio colapso con la abeja melífera”, señala el
académico.
¿La Tierra se podría quedar sin alimentos? “La polinización va a
ocurrir aún sin abejas, pero en un grado mucho más defectuoso y veremos
una reducción importante de rendimiento, que podría ponernos en
problemas alimentarios”, asevera el profesor proyectando que además los
precios irán al alza y terminarán afectando al ciudadano común.
¿Qué soluciones hay? “Es un tema básicamente de manejo”, dice Antonio
Gómez. Sus recomendaciones consisten en alimentar adecuadamente las
colmenas en otoño, para independizarse de los cambios meteorológicos
indeseables; controlar varroa y la calidad de residuos en las ceras que
se están utilizando en la colmena, procurando que quede el mínimo de
éstos. “Ese tipo de manejo permite sobrevivir y es la diferencia entre
las explotaciones que tienen 80% o 15% de merma”, dijo.
Santibáñez cree en el avance científico y en lo que se puede lograr
incluso con los transgénicos. “Mientras no se comprueben efectos nocivos
¿por qué vamos a paralizarnos? Estos organismos mínimamente modificados
podrían disminuir las cargas de plaguicidas, contribuyendo
indirectamente a proteger las abejas”.
“El problema es muy complejo, pero la apicultura es una industria
pequeña que no genera un volumen de negocio lo suficientemente
importante como para que a las multinacionales les interese invertir en
investigaciones en plaguicidas más específicos”, dice Antonio Gómez.
¿Y por qué no si la sobrevivencia de las abejas es un tema clave?
“También es importante no derrochar agua ni energía y dejamos la canilla
(llave) abierta”, dice el español.
Juan Sebastián Barros tiene una opinión diferente: “si empiezas a
estudiar las distintas realidades en el mundo, hay más abejas, no menos,
lo que pasa es que se cambiaron de continente. Antes Europa y Estados
Unidos tenían muchas y hoy esas poblaciones han disminuido, y en Asia y
Latinoamérica están creciendo”.
Una solución para esas zonas sería importarlas, pero según el
empresario “el tema es cuánto creemos en el comercio internacional. Al
final es un tema sanitario, si nosotros tenemos menos enfermedades o las
mismas que ellos, no debería haber una barrera sanitaria al tráfico,
pero hay lobby y los apicultores de allá no quieren competencia”.
Concluye que “más que las abejas, los apicultores somos una raza en
extinción. Lo que hay que cuidar es a los apicultores y nosotros nos
preocuparemos de ellas”.
No se pierda la segunda parte de nuestro especial dedicado a las
abejas, este próximo miércoles con una mirada a la situación en
Australia y Nueva Zelanda.
La preocupante muerte de poblaciones de abejas en todo el mundo es
probable que continúe ya que la compañía agroquímica alemana Bayer sigue
fabricando y vendiendo plaguicidas neonicotinoides.
La rendición de cuentas de Bayer en el fenómeno conocido como el
trastorno del colapso de colonias (CCD) es uno de los casos que se oirán
en el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) de la Conferencia de
corporaciones agroquímicas transnacionales (ETN), un hito tribunal
internacional de opinión que van a tratar los agroquímicos más grande de
seis las empresas transnacionales de varios violaciónes de derechos
humanos que se celebrará a partir de diciembre 3-6 2011.
“Las muertes de abejas son un problema global, por lo que es crucial
para discutir este tema y encontrar soluciones a nivel internacional. Es
alentador que el PPT como una iniciativa global para abordar este
problema, que es tanto ambiental como una amenaza económica“, dijo
Philipp Mimkes, portavoz de la Coalición contra los peligros de Bayer,
un grupo con sede en Alemania el interés público.
Mimkes reveló que el imidacloprid (Gaucho nombre del producto) y
clotianidina (Poncho) siguen siendo los pesticidas de Bayer más
vendidos, a pesar de que esta clase de productos, conocidos como
neonicotinoides, está fuertemente ligada al CCD.
En 2010, las ventas alcanzaron un valor de Gaucho U$S 820 millones
mientras que las ventas alcanzaron un valor de Poncho U$S 260 millones.
Gaucho ocupa el primer lugar entre los plaguicidas más vendidos de
Bayer, mientras que Poncho está en séptimo lugar. “Esta es la razón por
la Bayer, a pesar de los graves daños ambientales que causa, está
luchando con uñas y dientes contra cualquier prohibición de la
aplicación de los neonicotinoides,” dijo Mimkes.
En Europa, muchos de los usos peligrosos de los neonicotinoides han
sido prohibidos. Alemania, Italia, Francia y Eslovenia han dejado el uso
de Gaucho y Poncho en el tratamiento de las semillas de maíz, su
aplicación más importante. Sin embargo, el uso de estos plaguicidas está
restringido en muchos países, incluyendo los EE.UU., donde un tercio de
la población de abejas ha muerto desde 2006.
Las abejas de miel polinizan más de 70 sobre 100 cultivos que
proporcionan el 90% de los alimentos del mundo. Que polinizan la mayoría
de las frutas y verduras, incluyendo manzanas, naranjas, fresas,
cebollas y zanahorias. La disminución de la población de abejas por lo
tanto tiene efectos graves para la seguridad alimentaria y de
subsistencia de los agricultores.
También puede afectar a la variedad de cultivos alimentarios que
pueden ser cultivadas y por lo tanto el valor nutricional y la variedad
de nuestro suministro de alimentos.
Disminución de las poblaciones de abejas
El término CCD se utiliza para describir la drástica disminución de
las poblaciones de abejas en todo el mundo, que comenzó a mediados de la
década de 1990. Este fue también el mismo período en que los
neonicotinoides se introdujeron en el mercado. En 1994, las poblaciones
de abejas comenzaron a morir en Francia, y más tarde en Italia, España,
Suiza, Alemania, Austria, Polonia, Inglaterra, Eslovenia, Grecia,
Bélgica, Canadá, EE.UU., Brasil, Japón y la India.
Neonicotinoides son una clase de pesticidas que están químicamente
relacionados con la nicotina. Que son absorbidos por el sistema vascular
de la planta y se libera a través de las gotas de polen, néctar y agua
que las abejas liban después de forraje y la bebida.
Mientras que CCD es causado probablemente por una combinación de
muchos factores, incluyendo las tensiones de la apicultura industrial y
la pérdida de hábitat, muchos científicos creen que la exposición a los
pesticidas es un factor crítico. Neonicotinoides son de particular
interés debido a que tienen efectos acumulativos, subletales sobre las
abejas y otros insectos polinizadores. Estos efectos incluyen trastornos
del sistema neurológico e inmunológico que se corresponden con los
síntomas de la CLD.
CCD tiene un impacto severo sobre las condiciones de vida de los
apicultores de todo el mundo. En los EE.UU., donde se valora la
industria de la apicultura en U$S$ 15 mil millones, las pérdidas debidas
a la CCD se estima que 29 a 36 por ciento por año.
En 1991, Bayer comenzó a producir el imidacloprid, que es ahora uno
de los insecticidas más utilizados para el campo y los cultivos
hortícolas, de girasol, especialmente el maíz, y la violación. En 1999,
sin embargo, Francia prohibió el imidacloprid como tratamiento de las
semillas de girasol, después de que un tercio de las abejas francés
murió después de su uso generalizado. Cinco años más tarde, también fue
prohibido en el tratamiento de maíz.
Bayer se produce la clotianidina, un sucesor de imidacloprid. Esto se
produjo en el mercado americano en 2003, y el mercado alemán en 2006.
Clotianidina es también un neonicotinoides y altamente tóxico para las
abejas.
Un estudio reciente de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA) describió el informe pesticidas de Bayer imidacloprid y
clotianidina como un riesgo para numerosos animales. El estudio reveló
que estos productos químicos potencialmente causar la exposición crónica
tóxicos para los polinizadores no objetivo, así como los animales como
los gatos, los peces, ratas, conejos, pájaros y lombrices de tierra.
“Los estudios de laboratorio han demostrado que estos productos químicos
pueden causar la pérdida de sentido de dirección, afectar la memoria y
el metabolismo cerebral, y mortalidad por cualquier causa”, dijo el
informe del PNUMA.
Debido a su alto nivel de persistencia, los neonicotinoides puede
permanecer en el suelo durante varios años. Por lo tanto, incluso los
cultivos sin tratar sembradas en campos donde los pesticidas fueron
utilizados anteriormente puede llevar hasta las toxinas del suelo a
través de sus raíces.
En 2008 en Baden-Wuerttemberg, sur de Alemania, dos tercios de la
población de abejas a lo largo del río Rin, murió cuando el polvo del
tratamiento de semillas de maíz clotianidina fueran aplicados en los
campos vecinos de maíz. Esto dio lugar a una pérdida media de 17.000
euros para beekepers afectados. Las pruebas en las abejas muertas mostró
que el 99 por ciento tenía una acumulación de clotianidina. Mariposas y
otros insectos útiles desaparecido en la misma.
Presión para detener los neonicotinoides
Mimkes grupo ‘ha estado haciendo campaña contra los neonicotinoides
desde 1997, cuando los riesgos de los neonicotinoides son más o menos
desconocidos para el gran público. Dijo que es hora de que Bayer está
presionado agresivamente para detener la fabricación y venta de estos
plaguicidas, y se hace responsable por las pérdidas económicas y daños
ambientales causados por sus productos.
“La novedad más importante es que hoy en día hay miles de informes,
artículos y estudios de todo el mundo acerca de la correlación de la
exposición a los pesticidas, tales como imidacloprid y clotianidina, y
el descenso generalizado de las abejas. Apicultores y los grupos
ecologistas en muchos países se han convertido en activos, y han
presionado a los gobiernos y las autoridades para proteger a las abejas
“, dijo.
Asociaciones ecologistas y la apicultura en todo el mundo han reunido
1,2 millones de firmas para exigir que la clotianidina sea retirada del
mercado, se presentaron al director general de Bayer durante una
reunión de accionistas. La recogida de firmas fue provocada por la
filtración pública de una nota interna de los EE.UU. Agencia de
Protección Ambiental (EPA), lo que confirma el riesgo de que el
plaguicida supone para las abejas y describe Bayer estudios de seguridad
insuficientes.
La EPA en 2003, siempre y “registro condicionado” a la clotianidina,
en espera de la conducta de Bayer de un estudio del ciclo de vida
crónicas sobre su efecto en las abejas. Bayer solicitó más tiempo para
terminar su investigación, período durante el cual ampliamente vende el
producto. Bayer finalmente presentaron su estudio en 2007, que el EPA
declaró que “científicamente” y se utiliza como base para la continuidad
del registro de la clotianidina.
Pero el memo filtrado de la EPA reveló que la EPA concedió Bayer
permiso para llevar a cabo su estudio sobre el aceite de canola, en
lugar de maíz – una distinción crucial, ya canola es un cultivo menor en
comparación con el maíz. Además, los estudios se llevaron a cabo en los
campos de prueba de que eran demasiado pequeños y juntos. Con las
abejas libando en una gama de hasta seis millas, lo que parecía más
probable que las abejas prueba cenamos fuera de los campos de prueba, el
memorándum va más lejos, dijo.
La próxima Sesión PPT en las empresas transnacionales agroquímicas
incluirá en su acusación los gobiernos e instituciones que en algunos
casos en connivencia con las empresas transnacionales de agroquímicos en
violaciónes del derecho a la vida, la salud y vida, entre otros
derechos humanos básicos.
Según Mimkes, “PPT anteriores han ayudado a poner presión sobre las
empresas, por lo que esperamos que trae un impulso adicional para la
campaña para detener la muerte masiva de abejas.”
El PPT tiene sus raíces históricas en los tribunales sobre la guerra
de Vietnam y las dictaduras de América Latina. En la época más reciente
de la globalización corporativa, PPT han abordado y se exponen las
empresas transnacionales que operan por encima de las leyes nacionales y
puede cometer violaciónes de derechos humanos con impunidad.
La sesión de PPT sobre las empresas transnacionales de agroquímicos
es el primero en meta de Monsanto, Syngenta, Bayer, Dow Chemical,
DuPont, BASF y las seis o las empresas que actualmente en el control de
los alimentos del mundo y el sistema agrícola. (Traducción: FUNDAVIDA) www.ecoportal.net
Fuente: Coordinación contra los peligros de BAYER
www.CBGnetwork.org
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