12 marzo 2012

Wikileaks acusa, Pfizer se defiende.

Oficinas de Pfizer
Detectives privados, ex presidentes conspirando, despidos considerados improcedentes, investigaciones médicas 'en la sombra', una grave epidemia de meningitis y 11 niños muertos. Son los ingredientes del escándalo farmacéutico en el que está envuelta la compañía Pfizer y que Wikileaks se ha encargado de sacar otra vez a la luz, 15 años después de que sucediera. El caso, que tuvo lugar en Nigeria, inspiró el argumento de 'El Jardinero Fiel', la novela de John Le Carré, pero los nuevos datos revelados superan, una vez más, la ficción.

La historia se remonta a 1996. Nigeria sufre una gravísima epidemia de meningitis que se extiende rápidamente y levanta todas las alarmas. En medio de este panorama, Pfizer plantea realizar en Kano, el estado más extenso del país y el más afectado, un ensayo clínico con un nuevo fármaco para tratar la enfermedad, el antibiótico Trovan. Once niños fallecieron durante la investigación y otros sufrieron secuelas. El medicamento llegó a aprobarse y se comercializó en Europa, pero a los tres meses se retiró del mercado porque dañaba al hígado. En EEUU, la FDA (la agencia del medicamento) tiene estrictamente limitado su uso.

Un año después del experimento, uno de los trabajadores de Pfizer, Juan Walterspiel, denunció a la dirección de la farmacéutica que se habían violado las normas éticas en este ensayo. Walterspiel fue despedido al poco tiempo, aunque sus jefes siempre aludieron otros motivos.

Tras esta denuncia y por las presiones de la población nigeriana,el Gobierno decidió demandar a la compañía. La acusaban de conspiración criminal y homicidio de víctimas inocentes, señalaban que había actuado en contra de la Ley y de la Convención de Derechos de los Niños, que no había informado de su trabajo a las autoridades competentes ni a los padres de los pequeños y reclamaba el pago de 2.000 millones de euros en indemnizaciones. Finalmente, en 2009, Pfizer llegó a un acuerdo extrajudicial, por el cual se comprometía a pagar 75 millones de dólares (unos 57 millones de euros) a las familias y, de esta manera, evitó sentarse en el banquillo.

Y es justamente aquí donde entra Wikileaks. Según los documentos que maneja, de la Embajada de Estados Unidos en Abuja, no se trató de un mutuo acuerdo, sino que Pfizer presionó al fiscal general encargado del caso, Michael Aondoakka, y utilizó todo tipo de trucos sucios para no ir a juicio. Contrató a detectives privados para rastrear el pasado del fiscal, descubrir que estuvo involucrado en casos de corrupción y filtrarlo a los medios para que éste abandonara el caso, tal y como publica el diario'The Guardian'.

Además, las filtraciones citan que los abogados de la compañía se reunieron con el expresidente del país, Yakubu Gowon, para que intercediera a favor de la farmacéutica, entre otras triquiñuelas.

¿Verdades a medias?


Una trama digna del mejor 'thriller' pero que, según afirma a ELMUNDO.es el director de comunicación de Pfizer en España, Francisco José García Pascual, es "absolutamente falsa". Ésta es su versión de los hechos. "Es cierto que llegamos a un acuerdo en 2009 para no ir a juicio. Pero esto no quiere decir que asumamos los cargos de los que nos acusaban ni que reconozcamos algún tipo de culpa. Simplemente decidimos que cerrar el caso de esta forma era mejor que seguir prolongando una historia que daña nuestra imagen. Este acuerdo, que se negoció de buena fe con el gobierno nigeriano y buscando la mejor solución para todos, estaba sujeto a una clausula de confidencialidad".

Respecto al hecho de iniciar un ensayo en un país pobre que estaba inmerso en una crisis sanitaria, García Pascual indica que "fuimos adonde estaba el problema. No podíamos plantear la investigación en Londres o en Madrid, sencillamente porque en esos lugares no había brotes de la enfermedad. Había que probar el fármaco en el terreno, pero era un producto en su última fase de desarrollo, que ya se había usado en 5.000 pacientes en Europa y EEUU.No llegamos a Kano a por 'ratas de laboratorio'", insiste.

En cuanto a las acusaciones que indican que actuaron de manera ilegal y se saltaron todos los requisitos, el portavoz de la compañía dice que "pedimos todas las autorizaciones pertinentes, pero al estar el país en estado de alarma, todo el proceso se aceleró y fue más rápido de lo normal. En cuanto a la información de los padres, unas enfermeras locales les explicaron el propósito del estudio. Es cierto que no firmaron ningún papel, porque eran analfabetos y no hubieran entendido nada, pero les explicamos el proceso".

La compañía sigue defendiendo que los resultados del ensayo con el antibiótico Trovan fueron positivos -"tuvo la misma tasa de supervivencia que ceftriaxona, el fármaco que se usaba como tratamiento estándar y sirvió de comparación"-. "Los 200 niños que participaron en la investigación ya tenían meningitis antes y las alteraciones que les provocaron la muerte se debieron a la propia enfermedad", asegura García Pascual.

Y, ¿tras estas revelaciones, qué? "Aún no sabemos si tomaremos alguna medida. Para nosotros, la transparencia es lo más importante y queremos aclarar todas las dudas", concluye el portavoz.


Fuente: El mundo
  

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