El Diputado por la Asamblea Nacional y coordinador de la Subcomisión de Desarrollo Agroalimentario, José Alfredo Ureña (Guárico),
justificó esta semana una enmienda en la Ley de Semillas N° 37.552 que
favorecería la introducción de organismos transgénicos en la República
Bolivariana de Venezuela.
La Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea
Nacional de Venezuela anunció querer presentar una nueva ley de semillas
dirigida a que "los campesinos dispongan de un tipo de semilla
producida en el país y contrarrestar monopolios que mantiene la
multinacional Monsanto. Este nuevo instrumento legal sustituiría la Ley
de Semillas N° 37.552 de fecha 18 de octubre de 2002". Sin embargo la
enmienda está destinada a abrirle la puerta a Monsanto y sus semillas
transgénicas.
Según la organización GRAIN, ya en 2007 hubo un intento de Monsanto
ante la Comisión de Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional que
había decidido iniciar una evaluación de la viabilidad de la aplicación
de esos mecanismos, conjuntamente con especialistas en el área
biotecnológica y agrícola, siendo el entonces presidente de la
Subcomisión de Industria y Comercio, Jhonny Milano (PSUV), tras escuchar
la exposición del representante de Monsanto.
De acuerdo a lo publicado por GRAIN, de las conclusiones de dicho
debate puede o no generarse una reforma parcial de la Ley de Semillas,
Material para la Reproducción Animal e Insumos (aprobada en octubre de
2002, Gaceta Oficial 37.552), cuyo contenido deja algunos vacíos en este
sentido. Esto significa claramente que Monsanto ha logrado por esta vía
abrir una puerta para modificar la legislación vigente y lograr así la
autorización para cultivar transgénicos en Venezuela, cosa hasta ahora
prohibida, afirmó GRAIN.
Ureña logró reunirse el 28 de febrero pasado con representantes de
la Gobernación del Estado Aragua, la Universidad Bolivariana de
Venezuela y la Defensoría del Pueblo, con el fin de avanzar en la
redacción de un primer papel trabajo para la construcción de un
anteproyecto de ley de semillas.
Los especialistas señalan que la estrategia de Monsanto repite su
esquema histórico que, lamentablemente, ya le ha dado buenos resultados
prácticos:
- Buscar aliados dentro de los gobiernos, con organizaciones de
agricultores o empresas semilleras para doblegar las resistencias de
otros sectores e imponer normas que viabilicen sus pretensiones.
- Fomentar la contaminación con transgénicos imponiéndolos a través de los hechos consumados.
- Asegurarse la ausencia de debate público y democrático, dejando a
sus serviles contrapartes dar la voz pública sobre los acuerdos y
propuestas encaminadas.
- Presionar a través de la vía jurídica o de contratos privados
para mantener el control y sus ganancias por medio del cobro de
regalías.
Según Ureña, "la ley de Semilla determinará la nueva
institucionalidad, calificación de obtentores, fiscalización y
certificación de semilla, así como la posibilidad de tener un nuevo
segmento de semilla artesanal fiscalizada por el estado venezolano,
además de la semilla certificada que se ha venido manejando por años en
nuestro país. De igual forma este proyecto de ley debe garantizar el
reconocimiento y la protección a la creación, la autoría y propiedad
intelectual de los obtentores de semilla donde haya un respeto a las
normas ambientales conforme a la CRBV y las leyes."
Afirmó el diputado, la ley es inaplicable ya que aborda tres
elementos diferenciados desde el punto de vista técnico y agronómico.
"Queremos que la asignación de tierras a los productores vaya
acompañado con estas políticas para que haya la certeza de que a quien
se le asigne la tierra realmente trabaje para producirla", expresó el diputado, durante una entrevista en el programa Toda Venezuela, que transmite Venezolana de Televisión.
Sostuvo que el financiamiento a los productores a tasas de interés
de 13% permite facilidades para que puedan labrar las más de 2,4
millones hectáreas que son cosechadas en el país, cifra que se ha
incrementado con respecto a 1998, cuando sólo se trabajaban 1,6 millones
de hectáreas en el territorio nacional.
"En el país se ha pasado de producir 17.000 toneladas de alimentos a 24.000 toneladas" en ese tiempo, resaltó.
Detalló además que en 1998 sólo se consumían 10 kilogramos de arroz
por persona al año, mientras que en la actualidad la cifra es de 24
kilogramos por persona al año. Respecto al consumo de pollo, precisó que
pasó de 12 a 40 los kilogramos que consume cada venezolano anualmente.
En materia de leche, recordó que la producción se incrementó de 3,5
millones de litros de leche diarios a 6 millones de litros diarios. En
cuanto a la harina de maíz precocida, detalló que pasó de 40 a 90 los
kilogramos anuales por persona, lo que evidencia que se ha pasado de
consumir 300 kilogramos a 520 kilogramos de alimentos por persona cada
año.
Analistas observan que estos logros fueron alcanzados con la actual Ley que el Diputado José Ureña quiere modificar.
Se afirmó en la reunión del 27 de febrero que la modificación de
esta "Ley de Semillas, Materiales para la Reproducción de Animales e
Insumos Biológicos" forma parte de la Agenda Legislativa 2013, y nace
ante "la necesidad de impulsar un nuevo marco legal que regule -en
el ámbito nacional- lo relacionado con la obtención, investigación,
producción y comercialización de las semillas; así como para avanzar en
la concreción del primer objetivo histórico del Segundo Plan Socialista
de la Nación 2013-2019".
Estas afirmaciones son contrarias a la posición anteriormente asumida por el Poder Ejecutivo:
El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, declaró en una reunión internacional a principios de mayo de 2004 "que prohibirá el cultivo de semillas modificadas genéticamente en su país".
Esto podría significar la cancelación de un contrato con la empresa
estadounidense Monsanto para plantar 200.000 hectáreas de soja
modificada genéticamente en Venezuela. Al descubrir que se trataba de
ese tipo de semillas, Chávez anunció: "Ordené ponerle fin al proyecto"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres hacer un comentario sobre este articulo, hazlo aquí, gracias.