Boquete, en
la provincia de Chiriquí, a unos 1.200 metros sobre el nivel del mar,
parece un escenario insólito para albergar el polémico proyecto con el
que la compañía estadounidense Aquabounty Technologies viene
experimentando desde hace casi dos décadas.
De cumplir
los requisitos de la Agencia de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos,
(FDA por sus siglas en inglés) los salmones que crecen en sus tanques
panameños podrían pasar a la historia como los primeros animales
genéticamente modificados aprobados y comercializados para consumo
humano.
Los peces,
denominados AquAdvantage Salmon, son salmones del Atlántico modificados
para crecer más rápido y alcanzar un tamaño mayor que sus pares
silvestres, de ahí el apodo de “super salmones”.
Eso, gracias a los genes “prestados” del salmón Chinook del Pacífico y de la anguila marina.
Y desde hace
esos mismos años, paralelamente a la investigación científica
Aquabounty busca la aprobación de la FDA, algo que parece estar cada vez
más cerca.
De la piscifactoría a la mesa
Desde hace
varios meses la aplicación del AquAdvantage Salmon se encuentra en la
fase final de valoración de la FDA, en la que se analiza el posible
impacto ambiental de los animales genéticamente modificados y se valora
si son seguros para el consumo humano.
El pasado
mes de diciembre la FDA emitió un informe en el que declaraba que el
salmón transgénico AquAdvantage “no tiene un impacto significativo” para
el medio ambiente, algo que normalmente precede a una aprobación.
Una de las
preocupaciones principales de la Agencia estadounidense es que los
salmones genéticamente modificados puedan escapar y, debido a su tamaño
superior, puedan acabar desbancando a la pobación natural de salmón
Atlántico.
Pero el
propio estudio de la FDA concluyó que incluso si estos pescados
transgénicos llegaran a escaparse de sus tanques en tierra firme y
llegaran a aguas silvestres, sería poco probable que llegaran muy lejos
ya que el agua cercana de Panamá es demasiado cálida como para que
sobrevivan.
Aún así,
esas valoraciones recibieron muchas críticas, tanto de organizaciones
interesadas en la industria, entre ellas grandes cadenas de
supermercados, como de grupos de activistas y ecologistas. Muchos temen
que el pez transgénico pueda llegar a los mares, reproducirse y afectar
al ecosistema.
Entre tanta
polémica, el pasado febrero la FDA decidió extender dos meses más el
periodo abierto para presentar objecciones a su informe sobre el impacto
ambiental del salmón AquAdvantage.
Ese plazo terminó el pasado 26 de abril.
Ahora, todos
aguardan una decisión. Pero la agencia estadounidense le confirmó a BBC
Mundo que no puede dar una fecha concreta sobre cuando emitirá un
fallo.
Alertas en contra
Entretanto, un nuevo estudio publicado en la edición más reciente de la revista especializadaProceedings of the Royal Society B, alerta sobre los riesgos potenciales de que un salmón modificado genéticamente se escape a aguas naturales.
En su hábitat natural el salmón del Atlántico se cruza ocasionalmente con una especie cercana, la trucha marrón.
El equipo de científicos canadienses reprodujo ese encuentro en el laboratorio.
Y descubrieron que el 40% de las crías híbridas portaban la distintiva capacidad del salmón transgénico de crecer muy rápido.
“En
condiciones de piscifactoría, los híbridos transgénicos crecieron más
rápido que el salmón silvestre, que la trucha silvestre y que los
híbridos silvestres. Los híbridos genéticamente modificados también
crecieron más rápido que los salmones genéticamente modificados”, le
dijo a la BBC el doctor Darek Moreau, de la Memorial University de
Newfoundland, en Canadá.
Según los
investigadores, este estudio demuestra las posibles consecuencias
ecológicas en caso de que un pescado genéticamente modificado se escape a
un hábitat natural.
Los propios
científicos admiten que el riesgo de que una escapada así suceda y de
que además haya un apareamiento con una trucha marrón es bajo, sin
embargo dicen que esta información debe ser tomada en cuenta por quienes
tomen la decisión de la FDA.
Pero desde AquaBounty desestiman la alerta de este estudio.
“Vale la
pena mencionar que en 1995 Peter Galbreath y Gary Thorgaard, de la
Universidad de Washington State, publicaron una investigación en la que
dicen que el híbrido entre el salmón del Atlántico y la trucha marrón es
estéril. Si esto es verdad, un híbrido así poca amenaza ecológica
podría suponer, ya que no puede reproducirse”, dijo Ron Stotish,
director ejecutivo de AquaBounty Technologies.
Además, la
compañía insiste en que los salmones modificados genéticamente son
hembras infértiles y criadas en instalaciones aisladas físicamente, por
lo que es poco probable que el pez se reproduzca en un hábitat natural.
De cualquier
modo, muchos de los opositores a la solicitud del super salmón
argumentan que el sistema de regulación estadounidense no está preparado
para lidiar con los casos que generan las nuevas tecnologías, como los
animales genéticamente modificados para consumo humano.
La FDA está regulando la petición de AquaBounty como un caso de “medicamento animal”.
Muchos
críticos argumentan que se trata también de un caso de salud pública, y
temen que la aprobación del salmón transgénico pueda abrir la puerta
para el futuro consumo de todo tipo de animales genéticamente
modificados.
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