Iberdrola tiene un problema de identidad. Durante años,
fue capaz de abandonar su imagen de vieja eléctrica ligada a los
grandes embalses y las nucleares y abrazar una nueva imagen verde, que
acompañaba su discurso y posicionamiento político.
Sin
embargo, a partir de 2009 su discurso se apartó de su imagen. Se produjo
un giro en sus planteamientos y pasó a demonizar a las energías
renovables y, muy en particular, a aquellas que apenas tienen
presencia en su negocio: las tecnologías solares. Como un auténtico “Dr.
Jekyll y Mr. Hyde”, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán,
no pierde oportunidad de atacar a las renovables, mientras la imagen que
proyecta su empresa en la publicidad sigue siendo verde.
El motivo de ese cambio de estrategia lo hemos explicado en el informe “Iberdrola: empresa enemiga de las renovables”.
Su verdadero negocio está en las energías sucias: en el periodo
2005-2012 el 85,01% (tanto fuera como dentro de España) de su producción
se centró en tecnologías convencionales, frente a un escaso 14,99% de
producción renovable.
¿Por qué basan su imagen en las renovables,
sobre todo en la eólica, y ocultan las energías sucias? Está claro que
la empresa entiende muy bien que la opinión pública las rechaza
mayoritariamente y que no les quedaría tan bonita una campaña que
pusiera como fondo una central nuclear como la de Garoña.
El
problema de defender una cosa y querer mantener la imagen contraria es
que te hace caer en continuas contradicciones y, en consecuencia, la
credibilidad de la empresa queda en entredicho.
En sus discursos, el Sr. Galán se ha dedicado a descalificar a las renovables,
defender la energía nuclear, las térmicas de gas y la captura de CO2
(que no es más que una cortina de humo para seguir quemando carbón) y
cuestionar el autoconsumo.
Hay muchos ejemplos de esas contradicciones, en solo dos años y medio, Galán
pasó de decir que España “no puede prescindir de las centrales
nucleares, y menos aún en el actual contexto de crisis económica”,
a afirmar que “las centrales nucleares requieren inversiones
cuantiosísimas para su mantenimiento, por lo que puede llegar un momento
en que no merezca la pena seguir por razones económicas”. O el
esperpento de inaugurar en 2009 una central termosolar en Puertollano,
poniéndola de ejemplo de “innovación”, “proyecto pionero” y “referente”, a pasar a pedir pública y reiteradamente que se detenga la construcción de todas las centrales de ese tipo.
Con esto, el Presidente de Iberdrola valora positivamente la
moratoria a la instalación de renovables que aprobó el Gobierno de
Rajoy el año pasado e incluso la considera "insuficiente", apelando a la
necesidad de aplicar nuevas medidas para acabar con el déficit de
tarifa, como ampliar la suspensión de primas 'verdes' (cosa que el
Gobierno ha seguido haciendo, sumisamente).
Sr. Presidente de Iberdrola, lo que no puede ser, es que su empresa doble el margen de beneficio
respecto a las eléctricas europeas y ustedes le echen la culpa a las
renovables. Deben dejar de poner freno a las energías renovables y
apoyar, invertir y trabajar para ser un líder real en el desarrollo de
las energías limpias y alinearse con un modelo Energía 3.0
Iberdrola tiene que abandonar su guerra contra las renovables y volver a liderar la inversión en estas tecnologías,
lo que también puede ser lucrativo para sus intereses, si reorientan
sus prioridades. Pues deben saber que si deciden seguir anclados en las
energías sucias, tendrán que enfrentarse a la inseguridad y costes
crecientes de los combustibles fósiles y la energía nuclear, que se
encarecerán por motivos de escasez e impacto ambiental. Y al rechazo de
una sociedad que ya no acepta enemigos de las renovables disfrazados de
corderos verdes. #TePillamosIberdrola.
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