El gigante norteamericano de
productos agrícolas transgénicos ha invertido 4,6 millones de dólares en
una campaña para no tener que informar a los consumidores sobre los
ingredientes transgénicos.
El gigante biotecnológico Monsanto, el mayor productor de semillas
genéticamente modificadas, trata de combatir la iniciativa I-522, que
obliga a los productores a etiquetar los alimentos genéticamente
modificados.
El nuevo proyecto de ley será votado en noviembre en el estado de
Washington, en EE.UU, y a pesar de que la iniciativa ha encontrado un
fuerte apoyo entre la población del estado y las grandes empresas, como
Dr. Bronner’s Magic Soaps y Ben & Jerry’s Ice Cream, la
multinacional estadounidense no pierde la esperanza de cambiar la
situación financiando una campaña y organizando a activistas para
promover una decisión favorable a su causa, en la que han invertido ya
4,6 millones de dólares.
En 2012 Monsanto ya acometió empresas similares, cuando desembolsó 44
millones de dólares para un campaña antilobby en California, cuando se
argumentaba que el etiquetado provocaría el aumento del precio de los
alimentos y que es anticientífico.
Los productos genéticamente modificados han causado varias
controversias y discusiones sobre su seguridad y el impacto en la salud
humana. En mayo de 2013 se desataron fuertes protestas populares contra
Monsanto y otras empresas transgénicas que niegan a etiquetar su
producción.
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