La Guardia Civil ha imputado a un hombre, identificado como J.R.R.,
que fue sorprendido 'in fraganti' tras cazar 56 aves insectívoras con
trampas prohibidas en un paraje de la localidad sevillana de Los
Palacios y Villafranca con el objetivo de venderlas posteriormente,
según ha informado el Instituto Armado en un comunicado de prensa.
Una patrulla del Seprona de Lebrija se encontraba realizando su
labor de prevención cuando observó a lo lejos a un individuo que se
encontraba agazapado entre la maleza, por lo que los agentes sospecharon
que estuviese cometiendo algún tipo ilegalidad.
Tras ello, los agentes pudieron apreciar con claridad que esta
persona estaba recogiendo aves insectívoras, por lo que se aproximaron
al lugar donde se encontraba y vieron que, efectivamente, había recogido
gran cantidad de pequeñas aves, muchas de las cuales había desplumado.
Estas aves habían sido cazadas mediante perchas conocidas como
trampas o costillas metálicas. Además, los agentes apreciaron el sonido
de cantos de aves que emitía un aparato eléctrico, usado como reclamo
para atraerlas al lugar donde estaban colocadas las trampas.
La Guardia Civil detectó también gran cantidad de plumas en un
lugar cercano, conocido como 'peladero', y también las trampas metálicas
que el sospechoso estaba colocando para cazar más aves, así como
bolsas de plástico, de cierre hermético, en las que el sospechoso
introducía, de 12 en 12 unidades, las aves ya peladas supuestamente
para su posterior comercialización.
Por todo esto, los agentes identificaron a este individuo, quien
tenía las manos completamente manchadas con la sangre y las plumas de
los pajarillos, por lo que le imputaron un delito contra la flora y
fauna silvestre.
Finalmente, los agentes intervinieron un total de 108 trampas
metálicas, la mayoría ya montadas, y dos reproductores eléctricos de
canto de aves insectívoras, además de las aves muertas, la mayoría
peladas.
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