30 marzo 2014

¿Cuánto ha recortado ya el PP?

¿Cuánto ha recortado ya el PP?
Nadie sabe exactamente a cuánto ascienden los recortes en España. La única cifra oficial que ronda por el ciberespacio para el periodo 2012-2014 la divulgó el Gobierno en agosto de 2012 y es de 102.149 millones de euros. Pero claro, los recortes empezaron en mayo de 2010. Existe un portal llamado Elrecortometro.org que ha ido anotando todos los tijeretazos desde aquella fatídica mañana de 2010.


No ofrece una cifra global (o yo no he sido capaz de encontrarla), pero los comentaristas de ese portal, en Twitter, situaban los recortes en Sanidad, Educación, Servicios Sociales y Pensiones en torno a los 121.000 millones de euros.

El mes pasado Bruselas pidió a España recortes adicionales por valor de 35.000 millones de euros. El ministro de Economía, Luis de Guindos, se apresuró a decir que no habrá nuevos tijeretazos. En un país normal eso debería tranquilizar a los ciudadanos. En un país como España el hecho de que un ministro diga que no va a haber más recortes es casi garantía de que los habrá.


Casi cuatro años después del estallido de la crisis en España el paro registrado, según la EPA, es de 5,9 millones de personas, la caída de los salarios es del 12% entre 2010 y 2012 (datos de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada) y el número de empresas destruidas supera las 144.000 (datos del INE). Ha tenido que pasar todo esto, que perdiéramos el puesto de trabajo, calidad en Educación y Sanidad, poder adquisitivo y viéramos cómo se disparaban los impuestos sobre la clase media, para que Rajoy, ayer, realizara un diagnóstico que antes estaba reservado a peligrosos agentes izquierdistas e inspectores de Hacienda. Según Rajoy: “España no tiene tanto un problema de gasto público como de recaudación”. Y lo dice ahora.

Los Técnicos del Ministerio de Hacienda llevan años afirmando que bastaría con dotar de más a la Agencia Tributaria para rebajar la tasa de fraude fiscal en 10 puntos y recaudar 38.000 millones de euros al año. Pero claro, el zorro no quiere escuchar las propuestas de las gallinas sobre cómo evitar que el zorro cace gallinas. En España se defraudan al año unos 245.000 millones de euros (entre el 20% y el 25% del PIB). Y no: ese fraude no proviene en su mayor parte de desempleados que se dedican a hacer chapuzas en negro, de autónomos que trabajan sin factura, ni de temporeros, jornaleros o de otras formas de la economía de subsistencia a la que se ven abocados muchos. No, según declaró a Efe en julio Carlos Cruzado, presidente de los Técnicos de Hacienda, el 71% de lo defraudado “es atribuible” a patrimonios altos y grandes empresas.

O sea, que los más ricos –en su mayoría fervientes patriotas, por cierto–, no pagan. La banca privada, las SICAV, el secreto bancario en paraísos fiscales… Todo está perfectamente orquestado para que el gran dinero quede a salvo de la ‘peligrosísima’ redistribución de la riqueza y su ‘pérfida’ aliada: la igualdad de oportunidades.

Quizá Rajoy se haya dado cuenta ahora de lo absolutamente injusto que ha sido el reparto de los esfuerzos y Dios quiera que su inminente reforma fiscal vaya encaminada a recaudar de aquéllos que tienen el dinero, nuestro dinero. Pero claro, ese diagnóstico de que el problema es de recaudación y no de gasto llega cuando el PP ya ha pagado los favores prestados por las grandes empresas y fortunas familiares y cuando toda la presión fiscal ya se ha ejercido sobre las rentas del trabajo. Este viraje del PP, lo de fijarse ahora en el problema de la recaudación, huele demasiado a ardid electoral.

También ahora, cuando el daño ya está hecho, Bruselas decide poner freno a las agencias de calificación. La Autoridad Europea de Mercados y Valores dice, a buenas horas, haber detectado “deficiencias” en la forma en que trabajan Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch.

Cuando la agenda ultraliberal ya ha barrido el sur de Europa, los diagnósticos que hacían peligrosos izquierdistas hace tres y cuatro años empiezan a cobrar verosimilitud. La derecha se prepara para hacer los primeros guiños electorales desde esa lectura, lo justo para arañar unos cuantos votos y para que, cuando las engañosas cifras macroeconómicas empiecen a decir que cambiamos de ciclo, sea demasiado tarde y ya no haga falta meter mano a las grandes fortunas y sus descontrolados flujos financieros. Quedarán así establecidas las bases para la siguiente hecatombe colectiva, dentro de unos años. Y entonces, como ahora, se empezará por exprimir al que menos tiene. Y los españoles premiarán con votos, una vez más, a sus exprimidores.

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