12 julio 2014

Petrolera abre un camino en plena selva del Yasuní

Petrolera abre un camino en plena selva del Yasuní
Cuando el gobierno de Ecuador aprobó los permisos para que una empresa petrolera explorara en el Parque Nacional del Yasuní –una zona conocida como Bloque 31- lo hizo con la condición de que la empresa empleara un diseño sin carreteras, con helicópteros haciendo gran parte del trabajo.

Sin embargo, un nuevo informe basado en fotografías obtenidas con un satélite de alta resolución ha demostrado que la empresa en cuestión, Petroamazonas, ha desobedecido las condiciones del contrato y ha construido un enorme acceso por carretera, al menos un puente permanente y ha talado más parte del bosque de lo que tenía permitido.


Este asunto es de particular importancia puesto que el mes pasado Petroamazonas recibió permisos adicionales para exploraciones petroleras en la zona asediada de Ishpingo-Tambococha-Tiputinin (ITT) en el Yasuní, un bloque en el que, supuestamente, se aplican las mismas condiciones y no se pueden construir carreteras.




“El Ministerio de Medioambiente [de Ecuador] debe exigir una explicación a Petroamazonas sobre cómo [y] por qué han violado descaradamente las condiciones del Estudio de Impacto Medioambiental y de la licencia”, afirmó a mongabay.com el coautor del nuevo informe, Matt Finer, con la Asociación de Conservación del Amazonas.


Este tema viene de 2005 cuando el Ministerio del Medioambiente de Ecuador decidió que una explotación petrolera en el bloque 31 se debía hacer sin crear grandes carreteras en la selva. Esta decisión se tomó después de años de presión por parte de científicos y expertos como Finer, que afirmó que construir carreteras en las zonas profundas del parque abriría camino a los colonos y traería consigo olas de deforestación, tal como ha sucedido en muchos otros lugares.


En 2007, el gobierno aprobó un Estudio de Impacto Medioambiental (EIM) basado este nuevo diseño sin carreteras, que hablaba de helicópteros llevando el material por aire y un pequeño corredor en bosque para el oleoducto, conocido como “corredor de flujo”. En aquel momento se aprobó el permiso para otra empresa, Petrobas. En 2009, la concesión de Petrobas se entregó a Petroamazonas, pero al aceptar la concesión, Petroamazonas también aceptó las condiciones.


“Los científicos, por supuesto, no querían ver más proyectos petrolíferos desarrollados en el Yasuní, pero al menos nos alivió saber que iba a suceder sin carreteras… así que nos llevamos una gran sorpresa cuando en 2012 empezamos a recibir informes que decían que Petroamazonas, que tiene el control del bloque, estaba construyendo una carretera. Estos informes venían de reporteros y fotógrafos de National Geographic”, afirmó Finer.


Un artículo importante de National Geographic sobre el Parque Nacional del Yasuní llevó a hacer photografías aéreas sobre el remoto bloque 31 que parecían mostrar carreteras de gran magnitud cortando el bosque.


“Estas fotografías aéreas no nos permitían extraer conclusiones definitivas porque se tomaron en el momento en que se estaba construyendo la ruta del corredor de flujo y, por supuesto, éste parecía estar recién hecho”, afirmó Finer. “Así que decidimos comprar sistemas de alta resolución y observar la escena un año después, en septiembre de 2013. En estas imágenes podemos confirmar que se trata de una carretera de acceso porque hay vehículos cubriendo esta ruta y estructuras permanentes como puentes y conductos”.


Tras analizar las fotografías de alta resolución de la zona, Finer y sus colegas descubrieron que Petroamazonas había incumplido ciertas secciones del acuerdo. Según el informe, Petroamazonas está empleando su corredor de flujo como carretera principal de acceso. De media, este corredor es 2,5 veces más amplio de lo que se estipula en el EIM, siendo un 94% de éste más grande que el tamaño máximo permitido de 15 metros.


Además, solo el uno por ciento de la carretera es de menos de 10 metros, el tamaño recomendado por el EIM. Por si no fuera suficiente, el gobierno permitió a Petroamazonas que talara 94,5 hectáreas de bosque, pero en realidad han acabado con más de 163 hectáreas, lo cual representa un 72% más de lo que tenía permitido.


Por último, el EIM estipulaba que no habría puentes permanentes, tan solo estructuras que se podrían retirar fácilmente. Sin embargo, las fotografías por satélite muestran que hay al menos un puente de acero que cruza el río Pindoyacu.


El descubrimiento de que Petroamazonas ha incumplido varios de los requisitos de su licencia para el bloque 31 ha llegado en el momento más oportuno, puesto que el gobierno acababa de otorgar a la empresa petrolera una licencia para que explorara en el bloque ITT, que es aún más polémico y cubre unas 100.000 hectáreas, o lo que es lo mismo, un 10% del parque.


El bloque ITT –que se ha declarado el lugar más biodiverso del planeta- se sitúa en la parte oeste del parque y fue el centro de un innovador experimento de conservación que finalmente no tuvo éxito.


En 2007, el gobierno de Ecuador anunció que renunciaría a las exploraciones petroleras si la comunidad internacional aportaba 3.600 millones de dólares, la mitad de lo que esperaba conseguir con las exploraciones. Este plan conocido como iniciativa Yasuní-ITT se planteó como una forma de mitigar los efectos del cambio climático, dejando 846 de barriles de petróleo en la tierra, conservar especies y proteger a los grupos indígenas que han elegido el aislamiento voluntario.


La iniciativa fue polémica ya que algunos conservacionistas la vieron como algo que convertiría al parque en un rehén, mientras que otros opinaban que estaba entre las iniciativas más innovadoras y prometedoras de la conservación contemporánea.


Sin embargo, el año pasado el gobierno acabó con la iniciativa después de que la comunidad internacional se comprometiera a entregar 330 millones de dólares, lo cual representa menos del 10% del total. La historia no acabó ahí. Activistas de todo Ecuador reunieron unas 850.000 firmas para celebrar un referéndum sobre las exploraciones en ITT.


Sin embargo, el mes pasado, el Consejo Nacional Electoral descartó más del 60% de las firmas, declarando que la mayoría eran repeticiones o firmas falsas. Dos semanas más tarde, el gobierno aprobó la licencia de exploración para Petroamazonas, una licencia con las mismas condiciones que tenía la del Bloque 31.
Finer afirma que con estas revelaciones sobre las operaciones de Petroamazonas en el Bloque 31, el gobierno de Ecuador debe “inmediatamente… reconsiderar la reciente decisión de otorgar el mismo tipo de licencia para ITT”.


Mientras tanto, los activistas pretenden recurrir la decisión de Consejo Nacional Electoral alegando “fraude”.


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