Cuando
el gobierno de Ecuador aprobó los permisos para que una empresa
petrolera explorara en el Parque Nacional del Yasuní –una zona conocida
como Bloque 31- lo hizo con la condición de que la empresa empleara un
diseño sin carreteras, con helicópteros haciendo gran parte del trabajo.
Sin
embargo, un nuevo informe basado en fotografías obtenidas con un
satélite de alta resolución ha demostrado que la empresa en cuestión,
Petroamazonas, ha desobedecido las condiciones del contrato y ha
construido un enorme acceso por carretera, al menos un puente permanente
y ha talado más parte del bosque de lo que tenía permitido.
Este
asunto es de particular importancia puesto que el mes pasado
Petroamazonas recibió permisos adicionales para exploraciones petroleras
en la zona asediada de Ishpingo-Tambococha-Tiputinin (ITT) en el
Yasuní, un bloque en el que, supuestamente, se aplican las mismas
condiciones y no se pueden construir carreteras.
“El Ministerio de
Medioambiente [de Ecuador] debe exigir una explicación a Petroamazonas
sobre cómo [y] por qué han violado descaradamente las condiciones del
Estudio de Impacto Medioambiental y de la licencia”, afirmó a
mongabay.com el coautor del nuevo informe, Matt Finer, con la Asociación
de Conservación del Amazonas.
Este tema viene de 2005 cuando el
Ministerio del Medioambiente de Ecuador decidió que una explotación
petrolera en el bloque 31 se debía hacer sin crear grandes carreteras en
la selva. Esta decisión se tomó después de años de presión por parte de
científicos y expertos como Finer, que afirmó que construir carreteras
en las zonas profundas del parque abriría camino a los colonos y traería
consigo olas de deforestación, tal como ha sucedido en muchos otros
lugares.
En 2007, el gobierno aprobó un Estudio de Impacto
Medioambiental (EIM) basado este nuevo diseño sin carreteras, que
hablaba de helicópteros llevando el material por aire y un pequeño
corredor en bosque para el oleoducto, conocido como “corredor de flujo”.
En aquel momento se aprobó el permiso para otra empresa, Petrobas. En
2009, la concesión de Petrobas se entregó a Petroamazonas, pero al
aceptar la concesión, Petroamazonas también aceptó las condiciones.
“Los
científicos, por supuesto, no querían ver más proyectos petrolíferos
desarrollados en el Yasuní, pero al menos nos alivió saber que iba a
suceder sin carreteras… así que nos llevamos una gran sorpresa cuando en
2012 empezamos a recibir informes que decían que Petroamazonas, que
tiene el control del bloque, estaba construyendo una carretera. Estos
informes venían de reporteros y fotógrafos de National Geographic”,
afirmó Finer.
Un artículo importante de National Geographic sobre el
Parque Nacional del Yasuní llevó a hacer photografías aéreas sobre el
remoto bloque 31 que parecían mostrar carreteras de gran magnitud
cortando el bosque.
“Estas fotografías aéreas no nos permitían
extraer conclusiones definitivas porque se tomaron en el momento en que
se estaba construyendo la ruta del corredor de flujo y, por supuesto,
éste parecía estar recién hecho”, afirmó Finer. “Así que decidimos
comprar sistemas de alta resolución y observar la escena un año después,
en septiembre de 2013. En estas imágenes podemos confirmar que se trata
de una carretera de acceso porque hay vehículos cubriendo esta ruta y
estructuras permanentes como puentes y conductos”.
Tras analizar las
fotografías de alta resolución de la zona, Finer y sus colegas
descubrieron que Petroamazonas había incumplido ciertas secciones del
acuerdo. Según el informe, Petroamazonas está empleando su corredor de
flujo como carretera principal de acceso. De media, este corredor es 2,5
veces más amplio de lo que se estipula en el EIM, siendo un 94% de éste
más grande que el tamaño máximo permitido de 15 metros.
Además, solo
el uno por ciento de la carretera es de menos de 10 metros, el tamaño
recomendado por el EIM. Por si no fuera suficiente, el gobierno permitió
a Petroamazonas que talara 94,5 hectáreas de bosque, pero en realidad
han acabado con más de 163 hectáreas, lo cual representa un 72% más de
lo que tenía permitido.
Por último, el EIM estipulaba que no habría
puentes permanentes, tan solo estructuras que se podrían retirar
fácilmente. Sin embargo, las fotografías por satélite muestran que hay
al menos un puente de acero que cruza el río Pindoyacu.
El
descubrimiento de que Petroamazonas ha incumplido varios de los
requisitos de su licencia para el bloque 31 ha llegado en el momento más
oportuno, puesto que el gobierno acababa de otorgar a la empresa
petrolera una licencia para que explorara en el bloque ITT, que es aún
más polémico y cubre unas 100.000 hectáreas, o lo que es lo mismo, un
10% del parque.
El bloque ITT –que se ha declarado el lugar más
biodiverso del planeta- se sitúa en la parte oeste del parque y fue el
centro de un innovador experimento de conservación que finalmente no
tuvo éxito.
En 2007, el gobierno de Ecuador anunció que renunciaría a
las exploraciones petroleras si la comunidad internacional aportaba
3.600 millones de dólares, la mitad de lo que esperaba conseguir con las
exploraciones. Este plan conocido como iniciativa Yasuní-ITT se planteó
como una forma de mitigar los efectos del cambio climático, dejando 846
de barriles de petróleo en la tierra, conservar especies y proteger a
los grupos indígenas que han elegido el aislamiento voluntario.
La
iniciativa fue polémica ya que algunos conservacionistas la vieron como
algo que convertiría al parque en un rehén, mientras que otros opinaban
que estaba entre las iniciativas más innovadoras y prometedoras de la
conservación contemporánea.
Sin embargo, el año pasado el gobierno
acabó con la iniciativa después de que la comunidad internacional se
comprometiera a entregar 330 millones de dólares, lo cual representa
menos del 10% del total. La historia no acabó ahí. Activistas de todo
Ecuador reunieron unas 850.000 firmas para celebrar un referéndum sobre
las exploraciones en ITT.
Sin embargo, el mes pasado, el Consejo
Nacional Electoral descartó más del 60% de las firmas, declarando que la
mayoría eran repeticiones o firmas falsas. Dos semanas más tarde, el
gobierno aprobó la licencia de exploración para Petroamazonas, una
licencia con las mismas condiciones que tenía la del Bloque 31.
Finer
afirma que con estas revelaciones sobre las operaciones de
Petroamazonas en el Bloque 31, el gobierno de Ecuador debe
“inmediatamente… reconsiderar la reciente decisión de otorgar el mismo
tipo de licencia para ITT”.
Mientras tanto, los activistas pretenden recurrir la decisión de Consejo Nacional Electoral alegando “fraude”.
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