Muchos
de los países involucrados en el tráfico ilegal de marfil de elefante
han dado pasos positivos para ponerle freno, salvo Tailandia, que no ha
hecho lo suficiente y sigue siendo el mayor mercado irregular de marfil
del mundo.
Así lo ha declarado la Convención sobre Comercio
Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES,
por sus siglas en inglés), que ha celebrado recientemente su 65º
reunión del Comité Permanente en Ginebra.
Este Comité, creado en 1973
para proteger la vida salvaje contra la sobreexplotación, celebra
reuniones periódicas con la asistencia de los países firmantes del
tratado, agencias intergubernamentales y asociaciones de conservación
sin ánimo de lucro.
Los conservacionistas trabajan para combatir el
tráfico de colmillos y la caza de elefantes, que están clasificados como
vulnerables por la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza.
En la reunión que tuvo lugar el año pasado en Bangkok,
CITES destacó ocho países como centrales en el marcado ilegal de
colmillos, ya fuera como consumidores, proveedores o mediadores: China,
Kenia, Malasia, Filipinas, Tanzania, Tailandia, Uganda y Vietnam.
Así,
les exigieron que establecieran planes de acción para enfrentarse al
problema o recibirían sanciones comerciales. La semana pasada, los
expertos consideraron que siete de estos ocho países habían logrado
avances positivos.
«El país más criticado por su inacción ha sido
Tailandia», declaró Tom De Meulenaer, de CITES. «El Comité ha decidido
tomar medidas y Tailandia va a ser supervisado más de cerca que nunca».
Otros
expertos afirman que la falta de avances se debe a motivos políticos y
legislativos: no cuentan con las leyes necesarias para regular el
comercio nacional de marfil y mucho menos contra el comercio ilegal
internacional. Creen que tienen un mercado irregular porque afirman que
todo su marfil proviene de elefantes en cautividad, lo que es imposible.
Según
informes de la asociación sin ánimo de lucro TRAFFIC, el número de
artículos de marfil para la venta casi se ha triplicado durante los
últimos 18 meses y Tailandia está capturando elefantes salvajes para el
turismo, principalmente en Birmania.
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