Davi Kopenawa, máximo dirigente del pueblo yanomami en la Amazonia
brasileña y reconocido internacionalmente por su lucha contra la
invasión a su territorio de terratenientes y mineros ilegales, pelea
ahora una nueva batalla, esta vez contra las amenazas de muerte a él y
su familia.
“En mayo, me dijeron (mineros) que él no llegaría vivo al final del
año”, explicó a IPS el yanomami Armindo Góes, de 39 años, compañero de
de lucha de Kopenawa a favor de los derechos de este pueblo milenario.
Kopenawa, de 60 años, es actualmente el más respetado líder indígena
brasileño. El chamán (guía espiritual) y portavoz yanomami es reconocido
en el exterior como el “Dalai Lama de la selva”, con frecuentes
participaciones en reuniones de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) y otros foros internacionales.
Fue galardonado con el premio ambiental Global 500
de la ONU y su voz atrae a su territorio de 96.000 kilómetros
cuadrados, donde viven unos 20.000 yanomamis, personalidades como el rey
Harald de Noruega, que lo visitó en 2013, o el británico exjugador de
fútbol David Beckham, que lo hizo en marzo.
Kopenawa fundó en 2004 y preside la Hutukara Asociación Yanomami
(HAY), con sede en Boa Vista, capital del norteño estado de Roraima.
Antes luchó por la creación del Territorio Indígena (TI) Yanomami, con
una superficie mayor que Portugal entre los estados de Amazonas y
Roraima, en la frontera con Venezuela.
El 28 de julio, HAY denunció en un comunicado las intimidaciones que
arreciaron en junio contra su líder, cuando Góes, uno de sus directores,
fue abordado en la calle del municipio de São Gabriel da Cachoeira, en
Amazonas, por “garimpeiros (mineros ilegales)” que le dieron un claro
mensaje de muerte para Kopenawa.
Desde entonces, el “clima de inseguridad ha dominado todo”, aseguró Góes a IPS.
Los garimpeiros cada vez penetran más los territorios yanomami para
explotar su oro, tanto en Brasil como en Venezuela, acechando a uno de
los pueblos sobrevivientes más antiguos del mundo.
El TI Yanomami se creó en el marco de la Cumbre de la Tierra de 1992,
que se celebró en Río de Janeiro, y fue durante la Cumbre Río+20, que
se realizó en 2012 en esta misma ciudad, que Kopenawa adquirió gran
protagonismo en la escena local, donde antes era menos conocido que en
el exterior.
“Davi es una persona muy preciosa para Brasil, pero algunos lo ven
como enemigo. Es un pensador y guerrero, que forma parte de la identidad
brasileña y que lucha por los derechos indígenas y del pueblo yanomami
hace más de 40 años”, dijo a IPS el activista Marcos Wesley, coordinador
adjunto del programa de desarrollo sostenible Río Negro del Instituto Socioambiental (ISA).
El río Negro, el más caudaloso de los afluentes del Amazonas cruza parte del territorio yanomami.
Kopenawa logró en los años 90 que 45.000 garimpeiros fuesen
desalojados del TI Yanomai, recordó Wesley. “Él y Hutukara tienen una
lucha en común y son los voceros de los yanomami para sus denuncias.
Imagino que hay gente molesta con el bienestar de los yanomami y que ha
sufrido pérdidas económicas”, subrayó.
“Estamos atentos, hay signos amenazantes que nos pone alerta. Estamos
trabajando a puertas cerradas. Dos personas armadas ya buscaron a Davi
en Boa Vista. Incluso ofrecieron dinero para quien lo identificara.
Nuestra preocupación crece”, dijo Góes.
El director de HAY explicó que “nuestra vida está en riesgo y los
ancianos de nuestro pueblo aconsejaron a Davi que se resguarde en su
comunidad”.
Pese a la delimitación, nunca cesaron las actividades clandestinas en el TI Yanomami.
“Hay mucha gente invadiendo la tierra indígena por la minería”, dijo Góes.
Kopenawa proviene de la remota comunidad de Demini, una de las 240
que existen en la TI Yanomami. Allí solo puede llegarse mediante
pequeños aviones o tras10 días de navegación remontando el río.
El 8 de este mes, IPS logró contactar con el líder yanomami, minutos
antes de emprender viaje a su comunidad, pero prefirió no detallar su
situación por las amenazas.
“Ya lo he dicho todo, no queda nada más por decir. En este momento
prefiero no hablar más. Solo puedo decir que estoy muy preocupado, junto
a mi pueblo yanomami, lo demás ya lo hablé”, dijo.
Cinco días antes, Kopenawa fue uno de los invitados de honor de la
duodécima Fiesta Literaria Internacional de Paraty, en el sureño estado
de Río de Janeiro. Allí comentó la situación de violencia contra su
pueblo, cuando presentó su libro “La caída del cielo: Palabras de un
chamán yanomami”.
“Los estancieros y ‘garimpeiros’ tienen mucho dinero para matar un
indio. La selva amazónica nos pertenece. Ella nos protege del calor, es
fundamental para todos nosotros y para que nuestros hijos vivan en paz”,
declaró.
Antes había denunciado: “Ellos quieren matarme. Yo no hago lo que la
gente blanca hace, que van detrás de alguien para matarlo. Yo no
interfiero en su trabajo. Pero ellos sí están interfiriendo en nuestro
trabajo y en nuestra lucha. Continuaré luchando y trabajando por mi
gente. Porque defender al pueblo yanomami y su tierra es mi trabajo”.
En su comunicado, HAY exige que la policía investigue las amenazas y brinde protección oficial a Kopenawa.
“La sospecha es que las amenazas sean una represalia al trabajo
realizado por los yanomami, en conjunto con agencias gubernamentales,
para investigar y desarticular las redes de minería en la TI Yanomami en
los últimos años”, asegura.
Kopenawa y la HAY aportan a la Policía Federal mapas de sitios,
puntos geográficos, informaciones de aviones y personas que circulan por
su TI. Estas denuncias permiten operativos contra garimpeiros e
invasores agropecuarios, el último de gran alcance en febrero.
Según la Policía Federal, solo en Roraima la minería ilegal obtiene
13 millones de dólares mensuales y muchas de sus ganancias provienen del
territorio yanomami.
Góes subrayó a IPS que los impactos de la minería sobre los pueblos indígenas trascienden lo económico.
“Desequilibra la cultura y la vida de los yanomami, genera
dependencia de objetos y alimentos industrializados y artificiales.
Cambia toda la visión de mundo del yanomami. La minería además genera
mucha contaminación en los ríos”, lamentó.
“Sabemos que en Brasil, desafortunadamente, tenemos un alto índice de
violencia contra líderes indígenas y de movimientos sociales. La
impunidad reina. Davi es un guerrero y, seguramente, no se va a
intimidar con estas amenazas. Él cree en su lucha, en la defensa de su
pueblo y del planeta”, dijo Wesley.
En Brasil, no hay un programa específico de protección de indígenas amenazados.
Representantes de la gubernamental Fundación Nacionl del Indio
(Funai) dijeron a IPS que se recibió la solicitud de protección de
Kopanawa y otros dirigentes de HAY y se remitió al Programa de
Defensores de Derechos Humanos de la Secretaría Especial para el tema de
la Presidencia brasileña.
Pero precisaron, que para que se le proteja, el líder yanomami debe
confirmar que lo desea, y se espera su respuesta al respecto.
En este país de 200 millones de personas, hay 896.917 indígenas, según el censo de 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres hacer un comentario sobre este articulo, hazlo aquí, gracias.