De nuevo ha ocurrido. Otra familia de las que componen la Asociación de Afectados por Vacunas
(AxV) ha analizado en un laboratorio independiente los componentes de
la vacuna que administraron a su hijo, que falleció con probabilidad por
los daños recibidos por el fármaco. ¿El resultado? El producto lleva
más aluminio (tóxico para el sistema nervioso) del que anuncia la ficha técnica de la vacuna.
Lo contábamos a mediados de junio pasado, las familias reunidas en torno a AxV están analizando en laboratorios independientes las vacunas que han puesto a sus hijos y que les han causado daños o muerte. ¡Sorpresa! llevan mucho más aluminio, usado como adyuvante o potenciador de la actividad inmune del fármaco, del anunciado en sus fichas técnicas.
Según la ficha técnica de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), la vacuna Infanrix hexa contiene
0,5 miligramos de hidróxido de aluminio pero el resultado del análisis
del citado laboratorio ofrece que la muestra estudiada lleva 1,5
miligramos.
Es decir, tres veces más de lo que el laboratorio fabricante, GlaxoSmithKline, ha declarado a la agencia. Esa es la vacuna que le pusieron al pequeño Luca y que sus padres sospechan que le causó la encefalopatía que sufrió y que acabaría con su vida.
Ahora han sido los padres de Álvaro, otro bebé que falleció tras recibir la citada vacuna, que sufrió encefalitis y también resultó muerto, los que han analizado en el laboratorio Doctor’s Data una muestra del lote del medicamento que le pusieron a su pequeño. En este caso contiene 0,82 miligramos.
Hay que destacar que la analizada por dicho laboratorio experto -validado por la Europea Commission Joint Research Centre- es
la copia de seguridad que sirve de referencia para España respecto a
ese lote y serie. Ésta fue entregada por el fabricante del producto por
vía judicial con gran resistencia por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Así contábamos en el post Un juez obliga a la Agencia de Medicamentos a aportar copia de la vacuna que pudo matar a Álvaro las dificultades que pone en este tipo de casos esta agencia pública.
Estamos ante un gravísimo fraude a la salud pública. Sólo dos veces
se han analizado de manera independiente estas vacunas tras la muerte de
dos bebés y en las dos ocasiones se han encontrado cantidades de aluminio mucho más altas de las declaradas oficialmente en la ficha técnica del producto.
Recordemos también que desde hace unos años está documentándose científicamente la existencia del denominado Síndrome Inflamatorio Autoinmune Provocado por Adyuvantes (ASIA por sus siglas en inglés). Un síndrome provocado por las sustancias, el aluminio entre ellas, que llevan muchas vacunas como adyuvantes para elevar la potencia de inmunización del producto. Está muy relacionado con los daños que provoca la vacuna del papiloma.
La población merece explicaciones.
Fuente: Miguel Jara
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