Los
pescadores de la caleta de Queule están atónitos. Miran por encima de
las máscaras antigás, buscando palabras que no existen. El intenso olor a
putrefacción que emana de las miles de toneladas de sardinas varadas en
la playa de este pueblo del sur de Chile es insoportable.
“Nunca
habíamos visto nada igual”, repiten una y otra vez los vecinos de
Queule, una pequeña localidad situada en la desembocadura del río del
mismo nombre. Las imágenes de su humilde caleta han dado la vuelta al
mundo tras ser el escenario de un nuevo varazón masivo relacionado con
el fenómeno de El Niño.
Durante estos últimos meses de verano
austral, las costas del país suramericano se han convertido en un
cementerio de especies marinas. Ballenas, calamares, sardinas y medusas
han sido barridos hacia los más de 5.000 kilómetros de costa dejando
imágenes apocalípticas.
El Niño, el fenómeno natural cíclico que
altera las condiciones del océano Pacífico, es el que “podría estar
detrás de algunos de estos episodios”, explica a Efe el subsecretario de
Pesca y Acuicultura de Chile, Raúl Súnico.
Según la autoridad, la
presencia a nivel superficial de masas de agua con poco oxígeno sería la
causa de la mortandad de las sardinas, que según estimaciones de los
vecinos de la sureña población habría acabado con la vida de 40.000
toneladas de esta especie.
Las masas de agua con bajo contenido de
oxígeno actúan como una barrera que las sardinas no pueden sortear,
motivo por el cual se ven empujadas hacia la costa, donde acaban
muriendo.
Aunque se trata de un fenómeno periódico, en esta ocasión
las alteraciones provocadas por El Niño han sido mucho más intensas que
en episodios anteriores y, según informes de la Administración Nacional
de la Aeronáutica y el Espacio (NASA), el fenómeno de este año podría
ser el más devastador de la historia en América Latina.
A diferencia
de otros países, en Chile el fenómeno de El Niño se suma a potentes
eventos de desplazamientos verticales de masas de aguas profundas hacia
la superficie, llamados surgencias.
Estas masas de agua frías del
fondo marino son ricas en nutrientes pero bajas en contenido de oxígeno,
lo que sumado a las alteraciones propias provocadas por El Niño, ha
hecho que las varazones hayan sido más “intensas” en Chile que en otros
países, explica Súnico.
A principios de enero de este año, los
habitantes de la isla Santa María, situada frente a las costas de la
provincia de Arauco, en el sur de Chile, también amanecieron con una
visión dantesca. Miles y miles de calamares gigantes yacían muertos en
la oscura arena de sus playas. Aunque los expertos no han podido
determinar todavía las causas del incidente, Súnico no descarta su
relación con El Niño.
La situación se repetía en las sureñas regiones
de Los Ríos y Los Lagos, donde durante el verano murieron 40.000
toneladas de salmones de cultivo debido al florecimiento de un microalga
tóxica que se reprodujo a causa de las altas temperaturas del agua.
Con
el aumento de temperaturas también han aparecido nuevas especies no
tradicionales como la medusa conocida como “fragata portuguesa, que este
verano invadió las playas del país austral”, agrega Súnico.
Pero no
han sido las únicas, pues según la autoridad también los pulpos,
merluzas, palometas, albatros o petreles se han desplazado en busca de
comida hacia zonas donde antes su presencia no era habitual.
Esta
razón también podría estar detrás del varamiento de ballenas y lobos de
mar que se han registrado este verano. “Realmente los efectos de El Niño
están siendo múltiples”.
El impactante varamiento de 337 ballenas
ocurrido en marzo de 2015 y dado a conocer en diciembre pasado; sin
embargo, no estaría directamente relacionado con el fenómeno
climatológico, pues “fue entre enero y marzo de 2016 cuando se
registraron los aumentos de temperatura del agua y no durante el año
anterior”, señala a Efe la oceanógrafa Susannah Buchan, quien recalcó
que esa mortandad “aún no está resuelta”.
Encontrar respuesta a estos
misteriosos episodios hace necesario, según los expertos, contar en
Chile con sistemas de monitoreo permanente de las condiciones
ambientales y climáticas, pues de lo contrario “es difícil saber con
exactitud las causas de estos eventos”, comenta Buchan.
Según el
parecer de los expertos, es probable que episodios de este tipo se
vuelvan a repetir y las costas del país austral se conviertan otra vez
en un cementerio de especies marinas cuyas imágenes conmuevan de nuevo
al mundo. “La cuestión es con qué intensidad y frecuencia”, se pregunta
Súnico.
Fuente: noticias ambientales internacionales
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