
“Nunca habíamos visto nada igual”, repiten una y otra vez los vecinos de Queule, una pequeña localidad situada en la desembocadura del río del mismo nombre. Las imágenes de su humilde caleta han dado la vuelta al mundo tras ser el escenario de un nuevo varazón masivo relacionado con el fenómeno de El Niño.
Durante estos últimos meses de verano austral, las costas del país suramericano se han convertido en un cementerio de especies marinas. Ballenas, calamares, sardinas y medusas han sido barridos hacia los más de 5.000 kilómetros de costa dejando imágenes apocalípticas.
El Niño, el fenómeno natural cíclico que altera las condiciones del océano Pacífico, es el que “podría estar detrás de algunos de estos episodios”, explica a Efe el subsecretario de Pesca y Acuicultura de Chile, Raúl Súnico.