Luciane Ortiz tenía solo nueve años cuando se suicidó. Su tribu,
los guaraní-kaiowás, ha visto su tierra expoliada y destruida por
ganaderos y agricultores en nombre del “progreso”.
Por todo el mundo el “progreso” y el “desarrollo” despojan a los pueblos
indígenas de sus tierras, autosuficiencia y amor propio, dejándolos sin
nada. Arrebatar a los pueblos indígenas su tierra e imponer “nuestro”
modelo de desarrollo es causa de incalculable miseria y sufrimiento.
Esto será una novedad para muchos para los que el desarrollo solo
significa llevar educación, infraestructuras y atención sanitaria a las
naciones más empobrecidas del mundo.
Pero el “progreso” es a menudo una simple excusa utilizada por
la sociedad industrializada para justificar crímenes como el robo de
tierras, la violencia genocida y la esclavitud.
Survival nunca ha tenido miedo de enfrentarse al statu quo y cuestionar el impacto que nuestra sociedad tiene en el resto del mundo. Hoy quiero darte a conocer nuestro informe El progreso puede matar, una herramienta que muestra cómo el desarrollo impuesto sobre los pueblos indígenas los está destruyendo.
Los datos del informe representan solo la punta de un inmenso iceberg de enfermedad, adicciones y suicidio.
Con tu ayuda, Survival ha ayudado a cientos de comunidades a mantener
sus tierras y luchar contra el prejuicio de que necesitan “progreso”.
Trabajamos arduamente para evitar que el desarrollo impuesto aniquile
aún a más tribus. Y para conseguirlo, contamos contigo.
Fuente: Survival
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