08 junio 2016

El comercio ilegal de especies silvestres genera 27.000 millones de euros al año


Comercio ilegal de especies
El tráfico ilegal de flora y fauna salvaje mueve en torno a 27.000 millones de euros al año en el mundo, cifra sólo superada por el comercio clandestino de armas y drogas, ha asegurado a Efe el responsable de especies amenazadas del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Luis Suárez.

La lucha contra esta actividad es precisamente el lema del Día Mundial del Medio Ambiente que se conmemora mañana domingo.

“No hay un grupo faunístico que se vea libre de la presión ilícita”, ha explicado Suárez, quien señala que los productos más codiciados son el caviar, las pieles de todo tipo -en especial, las de caimanes, lagartos y grandes serpientes-, los colmillos de elefante, los cuernos de rinoceronte y los corales.

Suárez aclara que, aunque suele hacerse hincapié en la amenaza que la caza ilegal supone para especies como el tigre, el elefante o el rinoceronte, “si estos animales tan visibles y vigilados en algunos casos sufren una persecución tan grande, imaginemos lo que puede suceder con otras más pequeñas o menos conocidas”.

Un buen ejemplo de ello es el del pangolín, un mamífero cuyas cuatro familias están “muy amenazadas y al borde de la extinción en Asia, aunque se está centrando todo el tráfico en las africanas”.

Los controles del Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés) no parecen suficientes puesto que “se calcula que cerca de 13.000 ejemplares de pangolín se distribuyen de forma irregular cada año”.
Situación similar es la de “ciertas aves e incluso algunos árboles empleados por la industria maderera”, apostilla este experto, quien insiste en que “cuanto más pequeño es el objeto de deseo, más fácil es sortear su vigilancia y menos se conoce el alcance de su impacto, a pesar de que ha de ser muy alto en comparación con los ejemplares más voluminosos”.

Destrucción hábitat y presencia humana

El comercio ilegal se suma a otros problemas de estas especies como la destrucción de su hábitat por la presencia humana, si bien existen algunos motivos para la esperanza.
También ha recalcado como positivo el hecho de que la Interpol incluya en su decálogo de delincuentes más buscados a traficantes de colmillos de elefantes, además de a los traficantes de armas o a los autores de crímenes contra la Humanidad.
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Así, Suárez destaca la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas que desde 2015 “da dimensión al problema al exhortar a los estados miembros a que tomen medidas”, así como el hecho de que su Oficina contra las Drogas y el Delito (UNODC), lo considere “un asunto de capital interés”.


Fuente: noticias ambientales internacionales

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