El
tráfico ilegal de flora y fauna salvaje mueve en torno a 27.000
millones de euros al año en el mundo, cifra sólo superada por el
comercio clandestino de armas y drogas, ha asegurado a Efe el
responsable de especies amenazadas del Fondo Mundial para la Naturaleza
(WWF), Luis Suárez.
La lucha contra esta actividad es precisamente el lema del Día Mundial del Medio Ambiente que se conmemora mañana domingo.
“No
hay un grupo faunístico que se vea libre de la presión ilícita”, ha
explicado Suárez, quien señala que los productos más codiciados son el
caviar, las pieles de todo tipo -en especial, las de caimanes, lagartos y
grandes serpientes-, los colmillos de elefante, los cuernos de
rinoceronte y los corales.
Suárez aclara que, aunque suele hacerse
hincapié en la amenaza que la caza ilegal supone para especies como el
tigre, el elefante o el rinoceronte, “si estos animales tan visibles y
vigilados en algunos casos sufren una persecución tan grande, imaginemos
lo que puede suceder con otras más pequeñas o menos conocidas”.
Un
buen ejemplo de ello es el del pangolín, un mamífero cuyas cuatro
familias están “muy amenazadas y al borde de la extinción en Asia,
aunque se está centrando todo el tráfico en las africanas”.
Los
controles del Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y
Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés) no parecen suficientes
puesto que “se calcula que cerca de 13.000 ejemplares de pangolín se
distribuyen de forma irregular cada año”.
Situación similar es la de
“ciertas aves e incluso algunos árboles empleados por la industria
maderera”, apostilla este experto, quien insiste en que “cuanto más
pequeño es el objeto de deseo, más fácil es sortear su vigilancia y
menos se conoce el alcance de su impacto, a pesar de que ha de ser muy
alto en comparación con los ejemplares más voluminosos”.
Destrucción hábitat y presencia humana
El
comercio ilegal se suma a otros problemas de estas especies como la
destrucción de su hábitat por la presencia humana, si bien existen
algunos motivos para la esperanza.
También ha recalcado como positivo
el hecho de que la Interpol incluya en su decálogo de delincuentes más
buscados a traficantes de colmillos de elefantes, además de a los
traficantes de armas o a los autores de crímenes contra la Humanidad.
.
Así,
Suárez destaca la resolución de la Asamblea General de las Naciones
Unidas que desde 2015 “da dimensión al problema al exhortar a los
estados miembros a que tomen medidas”, así como el hecho de que su
Oficina contra las Drogas y el Delito (UNODC), lo considere “un asunto
de capital interés”.
Fuente: noticias ambientales internacionales
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