08 junio 2016

Un funcionario de Justicia denuncia en el juzgado efectos de los Chemtrails en Ferrol

Podría parecer el argumento de una película de ciencia ficción pero no lo es. Se trata de una denuncia real presentada en el Juzgado de Instrucción número 2 de Ferrol, en funciones de guardia esta semana, por un funcionario de ese mismo juzgado, Roberto Carrodeguas Vilar, que asegura estar siendo víctima de los efectos del fenómeno conocido como Chemtrails.

Para los legos en la materia, como la que escribe esto, se trata de una supuesta práctica que consistiría en la dispersión de sustancias químicas desde aviones con el fin de causar daño a la población.
El término inglés “chemtrail” es una abreviación de la expresión “chemical trail”, cuya traducción literal es “estela química”.

La denominación imita a la que se da en este idioma a las estelas de condensación “contrail”, que son las generadas por los aviones convencionales.

En la denuncia interpuesta por Roberto Carrodeguas se hace referencia a una serie de efectos que él mismo sufrió y sigue sufriendo cada vez que se produce el citado fenómeno.

Así, relata que en el mes de junio pasado estaba paseando por San sadurniño y de repente sintió picores en la cara, en el cuello y los brazos, como si se tratara de una reacción alérgica en las partes del cuerpo que no estaban cubiertas por la ropa.

Al mismo tiempo, manifiesta haber notado una cierta molestia al respirar y picor en la garganta. Cuando levantó la vista hacia el cielo vio pasar dos aviones que se cruzaban, aparentemente en la misma altura y un rumbo parecido al de colisión y que formaban un dibujo con una estela parecida a una nube.

Roberto Carrogeduas observó que ya habían dado una pasada anterior por otras partes del cielo, en el que había multitud de estelas, por lo que pensó que podían estar fumigando.
Añade en su denuncia que al cabo de unos minutos vio que las estelas se abrían como si fuesen nubes de tipo cirros y posteriormente observó que lentamente bajaba una especie de polvo blanco parecido al talco. Cuando el mismo llegó a la zona en la que se encontraba el denunciante, a este comenzaron a picarle los ojos y la garganta y señala que le costó trabajo respirar durante varios días. También dice haber tenido dolor en las piernas y un cansancio y apatía considerables.

Intrigado por lo que había sucedido, buscó información en internet y encontró mucha sobre diversas teorías del conocido como fenómeno Chemtrail, como que se trata de polímeros que contienen agentes patógenos o algún veneno con el que nos fumigan con la intención de reducir la población con un supuesto plan eugenésico secreto, o bien algún mecanismo para variar el clima o incluso las farmacéuticas para vender medicamentos.

Roberto Carrodeguas manifiesta que durante el verano se fue fijando por si el fenómeno se repetía y el pasado 6 de septiembre volvió a encontrarse con otro episodio cuando iba caminando entre San Sadurniño y Moeche. “Volví a sentir picores en la cara y miré al cielo y vi nuevamente las estelas y el avión, había varias pasadas en el cielo”, apunta en la denuncia, añadiendo que pudo comprobar los mismos efectos que en la ocasión anterior. En su paseo se encontró con varias personas que fueron testigo del paso de los aviones que dejaban las mencionadas estelas.

en forma de equis


El pasado día 9, concretamente a las 9.10 horas, volvió a observar, desde la avenida de Esteiro de Ferrol, otro avión que sobrevolaba la zona de Narón haciendo una especie de equis y rayas paralelas, tal y como se ve en los diversos vídeos y fotografías que se pueden observar en internet.

También presenció el fenómeno desde O Seixo, en Mugardos, con un avión dejando estelas en el cielo durante muchas horas.


Todas estas situaciones las comentó con amigos que, según asegura, también apreciaron los mismos fenómenos en diferentes lugares como la playa de Miño o la zona de Chamorro, en la que un conocido lo observó ayer mismo.

Roberto Carrodeguas continúa relatando en su denuncia que desde hace tres meses se dedica a investigar este fenómeno y comunica por correo lo que descubre, añadiendo que en varias ocasiones recibió llamadas y que, al descolgar, nadie le responde. Por ese motivo, y en previsión a que pueda ocurrirle algo, manifiesta estar bien de salud y no tener intención de suicidarse, precisando que, al tratarse de un fenómeno muy extraño y al hecho de que a él le están sucedienco algunas cosas raras, teme por su seguridad. Por esa misma razón hizo entrega de la denuncia a la prensa y a sus compañeros de trabajo, para concienciar sobre esta situación y también por su seguridad personal.

La denuncia se dirige contra quien corresponda y solicita al juez al que competa el asunto que libre los oficios y comunicaciones oportunas para que se proceda a la averiguación de estos hechos. Al mismo tiempo, pide que se libre oficio a los aeropuertos gallegos y al control de tráfico aéreo para que informen sobre los hechos que originaron la presente denuncia, en especial del día 6 de agosto y el 9 de septiembre pasados, “porque tengo fotos y testigos que pueden corroborar que lo que aquí denuncio es cierto”.

A su modo de ver, los controladores aéreos de Galicia tienen que saber de qué tráfico se trataba e identificar los aviones, con su punto de origen y de destino.

Control por el forense

Paralelamente, el denunciante solicita que le sea practicada una revisión por el médico forense.

Para el supuesto de que se vuelva a repetir este fenómeno, –“basta observar el cielo”, dice–Roberto Carrodeguas plantea la necesidad de que se ordene a la Policía Científica de la Guardia Civil que tome muestras del aire para analizar los metales pesados, gérmenes, bacterias o nanopartículas que están pulverizando sobre la población.

Fuente: r-evolucion.es

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