Los
19.000 habitantes de las islas Palaus tienen una comunión ancestral con
el mar. Por eso, este grupo de islas de 459 km2, una superficie menor
que la Comunidad de Madrid, han decidido crear un espacio para proteger
la rica y diversa vida que en él habita.
Apenas tienen tierras
arables, carecen de recursos minerales, pero el Pacífico que las rodea
tiene uno de los tesoros naturales más fabulosos del mundo, y desde el
2021, será el santuario acuático más grande del planeta, del tamaño de
España.
Los habitantes de esta zona, la mayoría de etnia polinesia,
saben que el agotamiento del mar hará trizas la débil economía de Palau.
Por ello, declararon que durante los próximos cinco años se dejarán de
otorgar licencias de minería, petróleo y pesca (sobre todo a las flotas
de Taiwan y Japón) y el 80% de su plataforma de 500.000 kilómetros
cuadrados estará prohibida para cualquier tipo de actividad comercial.
El
restante 20% estará reservado para la pesca artesanal y de baja
intensidad que practican los habitantes. Esta zona económica especial,
que tendrá una superficie similar a la de España, apunta a regenerar su
valiosa vida acuática, donde se pueden encontrar más de 1.300 especies
de peces, 700 variedades de corales, y algunas rarezas como una laguna
repleta de medusas que no son tóxicas.
“Es uno de los lugares con la
mayor biodiversidad marina del planeta”, dice Enric Sala, un gironés
nombrado Explorador Residente de la National Geographic Society, y
creador de la fundación Pristine Seas.
“Mi generación ha visto cómo
varios cardúmenes van disminuyendo, he visto cómo el tamaño físico de
los peces se ha reducido. Esto va más allá de la pérdida económica de
empresas o de otros países: hablamos de la vida, de lo que se diezmará
si no tomamos acciones”, dijo el presidente Tommy Remengesau Jr. cuando
proclamó la creación del santuario.
La creación del santuario se
engloba en la milenaria tradición de pesca de la comunidad polinésica,
que se expresa en la palabra bul, que consiste en detener la pesca por
varias temporadas para dejar que las poblaciones de peces se recuperen.
Además, se trata de cambiar la pesca de alta intensidad por otras
actividades económicas sostenibles, como el buceo.
No es la primera
vez que el gobierno de Palau emprende acciones de esta naturaleza: en el
2009 crearon el primer santuario de protección de tiburones del mundo,
de 600.000 kilómetros cuadrados, que permitieron que se recupere la
población de varias especies de escualos.
Los habitantes de estas
islas tienen una conducta de David frente a Goliat. Se independizaron
del dominio político de Estados Unidos en 1994, aunque mantienen un
estatus de Estado libre asociado similar al de Puerto Rico. Para llegar a
este acuerdo, se negaron a que se realicen ensayos nucleares en sus
islas, aunque tuvieron que ceder a la instalación de bases militares en
algunos puntos.
El santuario es una forma de atajar otros problemas
medioambientales que castiga a sus 340 islas, de las que sólo nueve
están habitadas: el ascenso de nivel de los mares amenaza con tragarse
gran parte del territorio, y el gobierno tiene problemas para tratar las
aguas negras y los residuos tóxicos.
A Palau no le será fácil
controlar semejante extensión de océano: apenas cuenta con un barco con
tecnología para vigilar. Por ello, su plan de creación de la zona
económica especial contempla la creación de patrullas marítimas, la
instalación de radares y contratar monitoreo satelital para detectar la
pesca furtiva.
Hay varias fundaciones que ayudan al gobierno de Palau
a crear su titánico santuario, como Stand in Palau, que emprende una
campaña de crowfunding para recolectar 100.000 dólares y donarlos a la
causa. También se pueden patrocinar otras acciones, para ayudar a
comprar barcos y aviones que permitan vigilar este tapiz del océano.
También
se encuentra trabajando la fundación Global Ocean Legacy, que impulsó
la creación de diversos santuarios en el planeta, como las zonas de
protección de las Islas Pitcairn (Pacífico Sur), la plataforma noreste
de la Isla Norte de Nueva Zelandia, y la generación de un parque marino
protegido en la Isla de Pascua. En total, serán 2,5 millones de
kilómetros cuadrados que permitirán cuidar la población marina.
Fiuente: noticias-ambientales-internacionales
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres hacer un comentario sobre este articulo, hazlo aquí, gracias.