Cada vez que algún país entra en una “crisis de deuda
soberana” –sea Grecia, España, Irlanda, Argentina, México, Portugal o
Italia– todos quedan aturdidos por los gritos de “¡Default!”,
“¡Mega-canje de Bonos!”, “¡Aumento del Riesgo País!”, “¡Austeridad y más
austeridad!”, “¡Rescate bancario!”, “¡Recortes en salud, educación,
seguridad y pensiones!”, “¡Colapso monetario!…”, “¡Se cae el cielo! ¡¡Se
cae el cielo!!”.
Al
menos ese es el griterío de los políticos y los multimedios, pero… ¿qué
se esconde realmente detrás de estas crisis recurrentes?
Empecemos
diciendo que cuando estallan las consabidas “crisis de deuda pública”,
rara vez se trata de alguna lamentable “seguidilla de errores”; estallan
porque ese es el efecto buscado.
¿Cómo?
Efectivamente: se trata de un complejo Sistema de Deuda que puede
describirse como ‘El Modelo Shylock’, aludiendo a la gran obra de
William Shakespeare El Mercader de Venecia, uno de cuyos principales
personajes es el despreciable usurero Shylock.
Creado
por Shakespeare hace más de cuatro siglos, Shylock es el prototipo del
banquero de todas las épocas. Shylock empieza haciéndole un préstamo de
3.000 ducados –cifra nada despreciable en la Venecia del siglo XVI– a
Antonio, un honesto y laborioso mercader, exigiéndole que firme un
contrato garantizando ese préstamo con “una libra de su propia carne” si
no cumple en devolverlo en tiempo y forma.
Veamos
como ‘El Modelo Shylock’ explica cómo funciona el complejo y secuencial
Sistema de Deuda que permite a los Poderosos del Dinero lograr
objetivos muy determinados. Al igual que un mapa de ruta, este Modelo
puede guiarnos desde el punto “A” hasta el punto “B”, sin que nos
perdamos en el camino, ya que una vez que comprendemos cómo funciona el
Modelo –cuál es su lógica interna– entonces podremos comprender cómo
funciona todo el sistema que representa, tornándolo predecible.