Berta Cáceres fue una luchadora incansable. Su rechazo a la construcción de la represa de Agua Zarca en Honduras, donde grandes transnacionales y corporaciones financieras tenían intereses le supuso amenazas a su vida, a la de su familia y a la de su comunidad entera. Siempre denunció el clima de impunidad en el que vivía.
Pero nunca abandonó su lucha. Consiguió que el mayor constructor mundial de presas se retirara del proyecto de la represa de Agua Zarca. También logró que el Banco Mundial abandonara la iniciativa.