Ambientalistas de Perú también informaron a la prensa local sobre la destrucción de la floresta, haciendo que el asunto pasara a ocupar las primeras páginas de los periódicos y obligando a las autoridades a reaccionar y ordenar una inspección en el lugar por parte de la policía.
Con la inspección del gobierno, se ordenó detener las plantaciones de palmeras, incluso por poco tiempo. A pesar de esto, ya se sabe que las empresas de plantaciones solicitaron la deforestación, pudiendo causar un impacto todavía mayor en la región, aumentando así la superficie devastada.