En los últimos años, decenas de sustancias que se empleaban en dosis considerables (el triclosán, por ejemplo) se han ido prohibiendo en desodorantes, dentífricos y cremas solares.
Pero lo raro es que estas mismas sustancias siguen estando presentes en los tejidos de la ropa, que está en constante contacto con la piel. Ha llegado el momento de interesarse en serio por este tema, ya que la ropa puede estar impregnada de muchas otras sustancias aún más peligrosas.