Lejos de estar preocupada por el brote
de paperas provocado por la ineficacia de la vacuna contra las paperas, la Asociación
Española de Pediatría (AEP) parece que sigue siendo fiel a sus patrocinadores,
la industria farmacéutica. La AEP vuelve a la carga y ahora presiona para
que la vacuna
triple vírica -contra el sarampión, parotiditis (paperas) y rubéola- se
adelante a los doce meses del nacimiento en vez de a los 15.
Cuanto antes
mejor, vaya.
También han tenido la ocurrencia acientífica de pasar de que
la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) sea la que más reacciones
adversas graves causa de todas las vacunas y enfatizan “la importancia de
vacunar de manera activa frente al VPH” a las niñas de 11 a 14 años.
Sugieren además,
adelantar la vacunación lo antes posible, a los 11 años, con el fin de que
aumente la cobertura, puesto que más de la mitad de las regiones registran aún
una escasa tasa de vacunación. La codicia no merma un ápice con la crisis.
Las noticias se contradicen. La ciudadanía tiene que estar
volviéndose loca. Estos representantes profesionales de muchos pediatras (representantes
comerciales también de los laboratorios que venden vacunas que les financian)
recomiendan vacunar del papiloma con 11 años y en el mismo periódico y el mismo
día los médicos críticos y honestos Juan Gérvas y Mercedes Pérez advierten que los
resultados de vacunar contra le papiloma pueden ser “desastrosos”.
Que se lo pegunten si no a los padres y madres que acuden a
nuestro Bufete
Almodovar & Jara para que llevemos el caso de sus hijas gravemente
dañadas por esta (y otras) vacuna.
¿A quién creéis a los médicos financiados por la industria o
a los que no lo están?
Fuente: Miguel Jara
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