La
cacería anual de focas de la costa este de Canadá, comenzó, bajo el
cuestionamiento de grupos ambientalistas, de procesos judiciales que
buscan poner fin a esta actividad y de mercados que se cierran a la
exportación de la carne de foca.
Rebecca Aldworth, directora
ejecutiva de la ONG canadiense Humane Society International, ha sido una
de las líderes de las campañas en contra de la caza anual. Y desde su
cuenta en Twitter ha mantenido la atención; que, pese a no detener la
matanza anual de focas arpa, sí ha golpeado comercialmente a esta
industria.
Canadá sacrifica a más de 300.000 focas. cada temporada.
El Gobierno autoriza la actividad al considerarla «fundamental para la
subsistencia de las comunidades pesqueras».
Sin embargo, desde ONG´s
como Greenpeace, consideran que justificar la caza de focas utilizando
la disculpa del «colapso de las poblaciones de bacalao» no tiene
sentido.
Según la organización ecologista, en el pasado han convivido
en equilibrio las grandes poblaciones de focas y ballenas con enormes
poblaciones de bacalao, «y todas sus poblaciones eran mucho mayores que
las actuales».
«Las redes alimentarias marinas son muy complejas: las
focas no solo se alimentan de bacalao, también de otras especies que
son depredadoras del bacalao, por lo que la disminución de focas podría
provocar un aumento de las especies depredadoras de bacalao y perjudicar
aún más los stocks de bacalao», continúan desde la ONG.
El 95 % de
las focas sacrificadas por su piel cuenta con menos de tres meses de
vida. En el último lustro, organizaciones conservacionistas han
proporcionado evidencias de 660 violaciones de las normativas
canadienses que regulan la caza de estos animales.
De hecho, tanto
EE.UU. como la UE han prohibido la importación de carne de foca. Y
China, uno de los principales mercados para los pescadores canadiense,
ha anunciado que revisará el acuerdo que tiene con Canadá. “Tenemos que
seguir diciéndole al mundo que se trata de una caza sostenible. Es una
cacería humana”, ha dicho Gail Shea, la ministra de pesca canadiense.
La
Organización Internacional del Comercio (OMC) concluyó, en noviembre
pasado, que si bien la prohibición socava el comercio justo, las
restricciones pueden estar justificadas por las “preocupaciones morales
públicas” sobre el bienestar animal.
Canadá dice tener 6 mil
cazadores con licencia y que todos están preparados para matar sin
causar dolor a los animales, algo que los movimientos ambientalistas han
dicho que es falso. Se calcula que cada temporada son 400 mil las focas
arpas que son muertas por los cazadores. Según los críticos, la
industria está en su peor momento.
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