Soraya Sáenz de
Santamaría, vicepresidenta del Gobierno, asegura que solo almuerza 1
sandwich y lo hace trabajando en su despacho de Moncloa. Y pone la mano en
el fuego por todos los dirigentes del PP: “Somos honrados, vivimos de nuestro sueldo,
hacemos la vida que todo el mundo. Yo voy a hacer la compra”. Sin embargo,
Vicepresidencia del Gobierno gastó el año pasado 1,7 millones de euros en
subvenciones a sus cafeterías y restaurantes, que ha firmado ella misma.
La periodista Gemma
Fergó la sorprendió haciendo la compra, sí, pero con 7 escoltas, dos
coches oficiales y en la lujosa Gran Manzana madrileña, calles de
Serrano y Ortega y Gasset. Tampoco vive solo de su sueldo: los
Presupuestos Generales del Estado le pagan hasta sus revisiones ginecológicas y
es, de lejos, la ministra más manirrota con el dinero público, si
atendemos a los contratos públicos que ella misma firma y que recoge la
web contrataciondelestado.es. Sobre la honradez de las élites de su
partido sobran las palabras tras el “caso Bárcenas”, pero aún más con la última
revelación del “caso Gowes”: al parecer existe una “Oficina de Conflictos de
Intereses” que permitió que el exsecretario de Estado de
Telecomunicaciones, Juan Junquera,trabajara en 4 empresas del sector,
incluida Gowes, a la que incluso otorgó él mismo subvenciones.
“El PP y el Gobierno han decidido
salir al ataque frontal contra Podemos”, escribió el
periodista Carlos E. Cue tras asistir a la primera jornada de la
escuela de verano del PP en El Escorial. “La más dura fue la vicepresidenta, Soraya
Sáenz de Santamaría, con un discurso sobre regeneración democrática que
estaba dirigido a responder al de Pablo Iglesias, tanto que llegó a pedir
a sus compañeros del PP que no hay que “acochinarse” frente a “discursos
populistas”. “Nosotros queremos hablar de regeneración democrática
porque queremos más democracia.Otros quieren otra cosa. Hay una diferencia
entre conectar con la gente y decirle a la gente lo que quiere oír. Eso no
es conectar, esbuscar la sensibilidad de la gente para utilizarla contra
la democracia. Frente al debate populista, debemos hacer el debate de las
ideas, explicarle a la gente la verdad y por qué se toman las
decisiones”, aseguró Sáenz de Santamaría.
La vicepresidenta pidió a los
suyos un “comportamiento ejemplar” para recuperar el prestigio de la política y
sobre todo rechazó el concepto de “casta” que antes había
criticado Cristóbal Montoro, que recordó que “él nació en Jaén y no es
de ninguna casta”.
Las palabras
de Soraya, sin embargo, se enfrentan a los hechos: “Al exsecretario
de Estado de Industria se le permitió ofrecer sus servicios profesionales
a Gowex porque, según la Oficina de Conflictos de Intereses, no había
adoptado durante su mandato ninguna decisión que afectase a la
compañía ahora en suspensión de pagos. Esa fue la conclusión del citado
organismo encargado de preservar la ley de incompatibilidades tras
consultar con Industria, el Ministerio que tenía que aprobar los
nuevos trabajos de exfuncionarios”, ha denunciado el periodista Agustín Marco.
Según Administraciones
Públicas, Junquera solicitó permiso para trabajar en cuatro empresas y el
dictamen de Industria aseguraba que “no había firmado ni intervenido” en nada
en relación con ninguno de sus nuevos pagadores. En conclusión, “no había nada
que objetar”. Sin embargo, el Boletín Oficial del Estado (BOE) desmiente al
Ministerio dirigido por José Manuel Soria. El 22 de diciembre de
2011, una semana antes del cese de Junquera como secretario de Estado, publicó
las ayudas concedidas con cargo al Programa Avanza Nuevas Infraestructuras
de Telecomunicaciones, correspondientes a la convocatoria de ese ejercicio.
Entre los beneficiarios estaba Gowex Wireless, que recibió 1,22
millones de euros con el proyecto “El wifi reduce la brecha digital de la
ciudad de Cádiz”. La resolución fue rubricada por Juan Junquera
Temprano. En consecuencia, el Ministerio de Industria no se
molestó en comprobar ni el diario oficial donde se publican las normativas
legales para comprobar si realmente podía haber algún tipo de
conflicto de intereses para vetar su incorporación a Cash Devices,
señala Agustín Marco.
Soraya Sáenz
Santamaría no quiere oir hablar del “caso Juan Junquera” e insiste en que
los políticos de su partido “son ciudadanos como los demás”. Lo hizo desde el
Congreso: “Estamos hablando de gente normal como nosotros que también tiene
problemas para llegar a fin de mes“. Y lo repitió con otras palabras por la
tarde en El Escorial: “Parece que unos están con la sociedad y otros no lo
estamos”, dijo de nuevo en referencia a Podemos. “Eso es radicalmente
falso. Somos ciudadanos como los demás. El político no lo es 24
horas, salimos de aquí y tenemos los mismos problemas que el resto de los
ciudadanos. Como mujeres, cuando salgamos de aquí tenemos el mismo
circo con las mismas pistas que las demás. El niño malo, la compra hecha o sin
hacer, un marido que dice que está muy bien esto del Gobierno, pero yo
estoy aquí. Eso tenemos que ponerlo en valor frente a los que dicen que comen
un menú de 6 euros. Para los que comemos un sándwich en el despacho nos
sobran 3,5”, aseguró.
Santamaría explicó su
vida diaria para reivindicar esa normalidad. “Somos honrados, vivimos de
nuestro sueldo, hacemos la vida que todo el mundo. Yo voy a hacer la
compra. Nos quieren ver como algo aparte. No somos ni más ni menos que
ciudadanos que deciden representar a otros. Hay que fortalecer el vínculo de
confianza. La gente tiene que conectar con lo que dices y también con tus
comportamientos. Pero estamos en política porque alguien tiene que hacerlo”.
Y es cierto: Soraya
Saenz de Santamaría hace ella misma la compra, pero oculta los detalles:
la vicepresidenta fue sorprendida de tiendas por las lujosas calles madrileñas
de Serrano y Ortega y Gasset. Nada tendría de reprochable el que Sorayase
gastase su seguramente generoso sueldo público en las elitistas “boutiques” de
esta gran manzana si no fuera porque lo hizo en coche oficial y acompañada
de 7 escoltas (la mitad en otro automóvil público), según constararon
numerosos “pararazzis” y reflejó la periodista Gemma Fergó, con el relato
de varios testigos.
“Soraya se hizo ‘un Letizia’. Sus
escoltas actuaron como suelen hacerlo los de la Princesa en estas
ocasiones: pararon a los fotógrafos para registrar sus mochilas y pedirles
su documentación, mientras la vicepresidenta abandonaba una de las sedes del
imperio de Amancio Ortega por la puerta de atrás, como si de una
estrella de Hollywood se tratase”, afirma Gemma Fergó. Y es que el
lujo no es solo un capricho para Soraya sino su forma de vida: vive
en el madrileño barrio de Fuente del Berro,en un chalé de 231 metros
cuadrados construidos, que cuenta además con piscina y jardín, y que está
valorado en más de 1,5 millones de euros.
Con respecto a sus austeros
y frugales almuerzos con 1 solo sandwich y en el despacho, las
cuentas de Moncloa también la ponen en evidencia: la reforma de la cafetería de
Moncloa que ella misma firmó costó 198.000 euros y las propias cafeterías
y bares del complejo, con una subvención rubricada también por ella misma,
alcanzan la cifra de 1,5 millones de euros, según refleja la web
contrataciondelestado.es.
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