El SFP se centra en un moderno invernadero, cuyo funcionamiento se basa en evaporar agua de mar, para, mediante un sofisticado sistema de ventilación, enfriar el aire del invernadero. Esta reducción de temperatura combinada con la elevada humedad del interior, permite desarrollar un sistema de cultivo con poca agua. Además, un porcentaje del vapor acumulado se condensa superficies frías, permitiendo la recolección de agua dulce para regar cultivos.
Tras descubrir que las condiciones de cultivo creadas en interior del invernadero modificaban las del exterior, los científicos del proyecto también han plantado cultivos y plantas desérticas alrededor del invernadero. Este fenómeno con el que no contaban en primera instancia, supone una gran ventaja a la hora de revegetar el desierto y maximizar la producción de verdura.
El proyecto está apoyado por empresas de fertilizantes qatarís, y solo ha empleado 1 hectárea con 600 metros cuadrado de área de cultivo. Además, ha conseguido producir 75 kg de verdura por metro cuadrado en tres tandas de cultivo anuales. Pero los objetivos del SFP son mucho más ambiciosos. Joakin Hauge (director ejecutivo de la compañía) asegura que, con una infraestructura de 50MW (Megavatios) de concentradores solares y 50 hectareas de invernaderos de agua salada. Se podrían producir anualmente 34.000 toneladas de verduras, dar empleo a aproximadamente 800 personas, exportar 155 GWh (Gigavatios hora) de electricidad y almacenar hasta 8,250 toneladas de dióxido de carbono
Actualmente, el SFP esta estudiando la posibilidad de crear una infraestructura de 20 hectáreas en el desierto de Aqaba (Jordania). Según Hauge, “a esta escala ya se podría empezar a demostrar la viabilidad comercial del proyecto”.
Fuente: ecoportal.net
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