1. Cereales Integrales
Son esenciales para mantener nuestros niveles de energía estables.Cómo recomendábamos en el artículo anterior, puedes incorporar cereales a diario en muchas preparaciones.
Para el desayuno, puedes elegir las cremas de cereales o de copos. Hoy en día hay muchas opciones y encontrarás copos de avena, Quinua Real, trigo sarraceno, arroz, etc… Cocinados durante 5 minutos con un poco de bebida de cereales, quedarán dulces, cremosos y calentitos. ¡Perfectos ahora que llega el frío! Una opción más rápida son los mueslis o los copos de maíz. Eso sí, asegúrate de que no están endulzados con azúcar.
Para las comidas, las pastas integrales, el cuscús, el bulgur y la Quinua Real suelen ser las opciones más queridas por los pequeños. Son productos con una energía que les tranquiliza y les relaja.
Pero también el arroz y el mijo, especialmente si los preparamos en forma de croquetas o hamburguesas, resultan igualmente atractivos.
2. Legumbres:
Es una de las mejores fuentes de proteína. Hasta hace poco se hablaba de la importancia de complementarlas con los cereales, sin embargo, hoy en día sabemos que los garbanzos y muchas alubias tienen proteínas completas de alto valor biológico, lo cual simplificará mucho tus platos.Recupera el uso de las legumbres y utilízalas con frecuencia. Un buen plato de legumbres sacia, reconforta y es además rico en fibra e hidratos de asimilación lenta.
Por la noche, puedes incorporarlas en forma de paté “hummus” (su elaboración es sencillísima), o en forma de albóndigas (falafel) o hamburguesas. Estas preparaciones suelen tener mucho éxito entre los más pequeños que adoran las frituras.
También puedes elegir productos elaborados a partir de soja como el tofu o el tempeh para uso ocasional.
3. Verdura:
Son indispensables en nuestra dieta y en la de los más pequeños. Si aprendemos a cocinarlas bien, ellos disfrutarán sin protestar.Una de las formas más sencillas y sabrosas de ofrecer verduras a nuestros hijos es en forma de cremas. Las de calabaza, boniato y zanahoria suelen ser las más populares. Los niños necesitan mucho dulzor, pues el sabor dulce les relaja, así que intenta seleccionar verduras dulces para tus preparaciones. No utilices demasiada agua en tus cremas para que no se diluya el sabor y prueba prepararlas con un par de cebollas bien pochaditas, esto potenciará su dulzor y la hará mucho más sabrosa.
Las verduras salteadas suelen resultarles más atractivas y apetitosas que las cocidas. Las texturas crujientes siempre son más divertidas. Prueba a ofrecerles el brócoli preparado a la plancha con unas gotitas de shoyu o rebozado con polenta, ¡verás que diferencia!.
Tomarlas crudas, en forma de bastoncitos es una opción atractiva para acompañar patés. Prueba también a cortar la zanahoria en florecillas para decorar sopas y platos.
Una vez más, se trata de educar, si son reticentes al principio, no te rindas, su salud te lo agradecerá.
4. Semillas y frutas secos:
¿Sabías que las avellanas son buenísimas para la memoria? ¿Y que las semillas de sésamo tienen 9 veces más calcio que la leche y las almendras más del doble?Las semillas y frutos secos son alimentos que deberíamos incluir a diario en la dieta de nuestros hijos. Ricos en grasas saludables para nuestro organismo, son una fuente excelente de minerales, además de aportarnos proteína y fibra.
Podemos incorporar semillas de sésamo trituradas en los desayunos, purés o sobre las ensaladas. El triturado es importante para una correcta digestión y asimilación de sus nutrientes.
Un puñado de almendras, avellanas o nueces es una buena opción para la merienda.
Incorporadas a las ensaladas o a los salteados de verduras, aportan un toque crujiente que gusta a todos, y ¡sabe a poco!.
Si queremos aprovechar mejor los nutrientes de los frutos secos, sería recomendable remojarlos antes de consumirlos, dejándolos en un bol con agua, mejor con unas gotitas de limón, durante toda la noche.
¿Aún no has probado las cremas de semillas y frutos secos? Son una opción excelente como sustituto a mantequillas y margarinas, con un valor nutricional mucho mayor y un sabor delicioso y atractivo.
5. Frutas:
Las frutas son una fuente rica de antioxidantes y vitaminas, además, de una merienda muy práctica y cómoda.Observa, sin embargo, cómo le sienta a tus hijos. Ahora que llega el tiempo frío, sería conveniente reducir su consumo y limitarlo a la fruta local y estacional y consumirla preferiblemente en forma de compota o asada, para que no tenga el efecto enfriador que las caracteriza.
En definitiva, toca volver a lo básico, a las preparaciones simples, hechas en casa, con ingredientes de toda la vida: cereales, legumbres, verduras, fruta, frutos secos… Volver a los pucheros, a los guisos de verduras y a los bizcochos preparados el sábado para merendar durante la semana…
Con un poquito de organización verás que llevar una alimentación sana, ¡es mucho más sencillo de lo que te imaginas!
Fuente: bioecoactual.com
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