El
Estado de Ecuador revisa la legislación de varias naciones para reclamar el
beneficio económico y científico de las invenciones con patrimonio
biogenético endémico: flora y fauna. Pueblos ancestrales lo respaldan.
Ecuador es víctima de biopiratería por parte de científicos, empresas y países que hace décadas han sustraído información genética de la flora y fauna del país, con lo cual han creado productos que se aprovechan en el mundo, no así las ganancias y menos el conocimiento. Del informe de biopiratería elaborado tras 10 meses de investigación por el Instituto Ecuatoriano Propiedad Intelectual (IEPI) y la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senescyt), se desprende que a 11 países se han llevado recursos genéticos para patentarlos y tener réditos por el uso comercial de un descubrimiento.
John W. Daly, del ‘National Institutes of Health, National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney diseases’ de EE.UU., por ejemplo en 1974 realizó un análisis científico y descubrió una sustancia analgésica en ranitas, de la familia ‘Dendrobatidae’, que habita en el suroccidente de Ecuador, conocidas como ‘Epipedobates anthonyi’. La ‘epibatidina’ que se obtiene es un químico neurotóxico que posee extraordinarias propiedades analgésicas capaz de bloquear el dolor: es 200 veces más potente que la morfina y 1.000 veces más que la nicotina, indicó a EL TELÉGRAFO el biólogo investigador Luis Coloma.