La
industria azucarera internacional conocía desde 1950 los efectos
nocivos que el azúcar tiene en la salud dental, pero influyó
decisivamente para que los programas públicos de salud no promovieran la
reducción del consumo de ese producto, sino que investigaran soluciones
científicas para contrarrestar esos efectos.
Así
se desprende de un conjunto de documentos de entre 1959 y 1971,
básicamente correspondencia interna de una treintena de empresas del
sector asociadas, que ahora han sido analizados por varios
investigadores de la Universidad de California San Francisco. El estudio
analiza sobre todo la complicidad histórica entre el lobby de EE.UU.
del azúcar y el programa contra la caries lanzado por la Administración estadounidense en el año 1971.