Sin embargo, la propuesta fue rechazada por un 53% contra un 47% según las cifras dadas por el centro de cómputos del gobierno de EE.UU. Tras esto el agronegocio se queda con la monopolio de la información y la potestad sobre las semillas, concentrando -de paso- este mercado en manos de transnacionales que reducen la aplicabilidad de la soberanía alimentaria.
El
periodista y Best Seller sobre la alimentación como “In Defense of
Food: An Eater’s Manifesto, Michael Pollan, afirmó que esta votación
demuestra que “con empresas como Monsanto incidiendo en el
Congreso y en las legislaturas estatales, hay peligro de caer en un
sistema alimentario clasista, donde sólo aquellos que tengan
dinero suficiente para vivir fuera de la industria alimenticia podrán
tener acceso a una alimentación saludable”.
Como respuesta plataformas como Yo no quiero Transgénicos dieron en su página una infografía en la quedetallan
la lista de las empresas que apoyaron la iniciativa, y quienes, por el
contrario, la rechazaron realizando un fuerte lobby, cuestión que también fue dada a conocer a través del Los Angeles Times.