El Gobierno de China está investigando una trama
de corrupción, sobornos y graves delitos económicos
protagonizados por directivos de la compañía farmacéutica
GlaxoSmithKline (GSK).
En un comunicado, el Ministerio de Sanidad acusó a
los sospechosos de ofrecer “grandes sobornos” a funcionarios del Gobierno
chino, asociaciones y fundaciones médicas, hospitales y médicos “con
el objetivo de ampliar el mercado de la compañía y subir los precios de
sus medicinas“.
El personal de ventas de GSK, según esa acusación, podría
haber estado sobornando a médicos en el país oriental para que
recetasen medicamentos de la compañía, al menos entre 2004 y 2010, aunque la
empresa aseguró después que no había encontrado ninguna prueba de sobornos
o corrupción. Esto es mentira ya que muchos laboratorios, y GSK no es
una excepción, como documento y narro en mi libro Laboratorio de médicos,
son los que de manera perfectamente planificada, fomentan esta corrupción
al dotar económicamente a sus visitadores médicos y exigirles realizar
estas prácticas; cumplir con los objetivos lo llaman.
El año pasado GSK acordó con el Departamento de Justicia de
Estados Unidos pagar una multa de 3.000 millones de dólares (unos
2.300 millones de euros) por falsear u ocultar información sobre tres
medicamentos y por sobornar a médicos en 2003 para que recetaran uno
de sus fármacos. El Departamento de Justicia estadounidense también inició en
2010 una investigación contra GSK y otras firmas farmacéuticas que cotizan en
su país por presuntas violaciones de la Ley Estadounidenses de Prácticas
Corruptas en el Extranjero, aunque la investigación todavía no ha concluido.
Estas prácticas se realiza de manera sistemática en muchos
países. En Italia, por ejemplo, en 2004 la policía italiana descubrió
la concesión de comisiones ilegales y regalos a miles de médicos italianos
por parte de la farmacéutica GlaxoSmithKline como “premio” por
recetar sus productos. 4.713 personas fueron procesadas acusadas de
pertenecer a una red encargada de favorecer la venta de los productos de
este laboratorio.
Varios meses antes otro fiscal, esta vez alemán, relacionó
a 1.600 médicos de dicho país con la obtención de importantes regalos de
GSK. Otros 5.000 galenos del país germano se sospechaba que podían incurrir en
las mismas faltas.
Como dijo el fiscal general de Nueva York el año
pasado por estas fechas Eric Schneiderman, tras conocerse el acuerdo
cerrado por la multinacional británica con el Departamento de Justicia y
42 estados del país:
“no hay excusas” para comercializar de forma “engañosa”
medicamentos no aprobados, ofrecer “sobornos” a los profesionales de la salud y “robar”
a los contribuyentes.
La Administración sanitaria española conoce
perfectamente la práctica del “tarugueo” (sobornar a los médicos) y mira para
otro lado como si nada ocurriese.
Insisto, GlaxoSmithKline ha actuado de
manera similar en España. Su Departamento de Ventas en Andalucía tuvo
una reunión hace tiempo por ello, aunque estaban más interesados en saber quién
era mi fuente informativa que otra cosa. Es necesario que esto se
investigue como explica este fiscal español.
Fuente: Miguel Jara
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