Seis activistas de Perú, Camboya, Tanzania, Puerto Rico, Eslovaquia y Estados Unidos han sido galardonados con el 'Nobel Verde' por su lucha por el medio ambiente
Luchar por proteger el medio ambiente es una tarea de héroes. Cientos de personas anónimas arriesgan sus vidas al oponerse a poderosos intereses económicos para, por ejemplo, detener la construcción de una destructiva presa o frenar la tala ilegal. El Premio Medioambiental Goldman, considerado como el Nobel Verde, pone cada año cara y nombre a algunos de ellos. En la presente edición ha reconocido a seis “tenaces activistas” de Perú, Camboya, Tanzania, Puerto Rico, Eslovaquia y Estados Unidos por sus logros significativos para detener el deterioro de nuestro entorno y proteger a sus respectivas comunidades.
Máxima Acuña es uno de los premiados. La agricultora peruana vive en un remoto rincón de la Sierra Norte conocido como Tragadero Grande, en el departamento de Cajamarca. La mitad de esta región se ha destinado a la industria minera, un sector que ha crecido vertiginosamente en el país durante las dos últimas décadas. Allí se encuentra la mina de oro y cobre a cielo abierto de Yanacocha, una de las más grandes del mundo, que está en manos de la sociedad anónima Minera Yanacocha, constituida por la empresa estadounidense Newmont Mining Corporation (51,35%), la peruana Compañía de Minas Buenaventura (43,63%) y la Corporación Financiera Internacional (5%), perteneciente al Banco Mundial.