El jueves 22 de septiembre se
publicó que el Ministerio de Industria había decidido alargar la vida operativa
de la central nuclear de Ascó (Tarragona) por otros 10 años (su permiso de
explotación vence el 1 de octubre). Sorprende que la noticia fuera dada a
conocer por el Foro Nuclear y la Asociación Nuclear Ascó-Vandellós (ANAV, el
titular de la central nuclear) y no por el propio Gobierno (de hecho aún no se
ha publicado en el BOE), lo que demuestra una vez más la estrecha connivencia
entre el ministro de Industria, Miguel Sebastián, y el lobby nuclear.
Uno de los aspectos más
lamentables de este asunto es que el ministro Sebastián haya mentido en el
Congreso de los Diputados y justificase su decisión de dar una prórroga de
funcionamiento a la central de Ascó en que ésta había superado las pruebas de
resistencia post Fukushima. Eso es categóricamente falso. Por un lado, estas
pruebas, también denominadas como “stress tests”, no han sido terminadas (el
informe definitivo del Consejo de Seguridad Nuclear, CSN, tiene que emitirse
antes de final de diciembre) y, por otro lado, la central nuclear de Ascó ni
siquiera cumple con la mayor parte de los requisitos exigidos como se puede comprobar
en el Informe Preliminar sobre los stress tests que el CSN hizo público el
pasado 15 de septiembre.