La cebada, la cerveza y su proceso de elaboración son viejas tradiciones al alcance de todos. Sin embargo, la Oficina Europea de Patentes
 (EPO, por sus siglas en inglés), ha concedido una patente a Heineken y 
Carlsberg de la cebada cultivada de manera tradicional. Con la patente, 
estas multinacionales pasan a ser dueñas de la cebada, desde la semilla 
hasta la jarra de cerveza. No solo quieren adueñarse de una tradición 
que existe desde hace miles de años, sino que con la patente, la EPO 
está violando la legislación europea. Es más, cada vez que aprueba una 
patente, la EPO gana dinero.
Tenemos la oportunidad de detener la patente de la cebada y la concesión de este tipo de patentes. El
 año pasado, la UE ya cedió ante la presión popular, cuando más de 
570.000 europeos firmaron nuestra petición, y dictaminó que no pueden 
concederse patentes de plantas ni animales, a menos que estén 
modificados genéticamente. Ahora son los Estados miembros de la 
Organización Europea de Patentes quienes tienen el poder de exigir a su 
Oficina que actúe de acuerdo con la legislación vigente.

 





