La pobreza es, en nuestra época, un 
componente fundamental del sistema económico imperante, la base sobre la
 cual se apoya la posibilidad de ganancia y acumulación. En este 
sentido, los supuestos esfuerzos por los cuales se intenta reducirla o 
incluso “erradicarla” son casi siempre, cuando surgen del propio 
sistema, estrategias para disimularla y perpetuarla, cambiarla de lugar o
 revestirla de otra forma aparente, pero sin nunca realmente tener el 
propósito de acabar con ella.
En este marco puede encontrarse el 
“altruismo” que se implementa lo mismo desde el llamado sector privado 
que el gubernamental o el de organismos supranacionales, políticas 
caracterizadas como de asistencialismo que pretenden suplir necesidades 
por medio de la entrega de alguna dádiva.






















